María Paula Gallo, una joven bogotana, vivió una aterradora experiencia mientras se dirigía caminando a una estación de TransMilenio, en la capital del país. En menos de cinco minutos, fue blanco de dos intentos de hurto perpetrados por delincuentes que se movilizaban en motocicleta. Su testimonio refleja el creciente temor con el que muchas personas se desplazan por las calles de Bogotá.
«Vi la moto sobre el andén y corrí»
El primer intento ocurrió cuando, sin previo aviso, una moto subió al andén y se dirigió directamente hacia ella. El instinto la obligó a cruzar la calle corriendo, acción que probablemente evitó que le arrebataran sus pertenencias. Apenas se reponía del susto cuando, minutos después, otra motocicleta se le acercó para intentar quitarle el bolso. Por fortuna, Gallo reaccionó con rapidez y esquivó el ataque.
Precauciones que le salvaron
La joven explicó que momentos antes había decidido guardar su celular y quitarse la cadena, lo que considera fue crucial para evitar ser despojada de sus pertenencias. Aunque no fue víctima directa del robo, el doble intento la dejó con una sensación de angustia e impotencia.
“Sentí que podía pasarme algo peor. Ahora camino con miedo, pendiente de cada sonido detrás de mí”, declaró Gallo.
Llamado por más seguridad
Este caso refleja la constante preocupación de los ciudadanos por la seguridad en Bogotá, especialmente en zonas cercanas a estaciones de transporte público, donde los delincuentes aprovechan la soledad o el descuido para atacar. La comunidad pide mayor presencia policial y vigilancia efectiva para proteger a los peatones.