El miedo volvió a apoderarse de las calles de Ipiales. Un nuevo hecho de sangre estremeció a los habitantes del barrio San Vicente, donde la tranquilidad dominical se vio interrumpida por una ráfaga de disparos que acabó con la vida de un joven extranjero. La víctima fue identificada como Mariano de Jesús Mijares Díaz, de apenas 24 años de edad y de nacionalidad venezolana, quien fue atacado sin compasión en plena vía pública.
Según testigos, el crimen ocurrió alrededor de las 9:00 de la noche del pasado domingo, cuando Mariano caminaba por una de las calles principales del sector. De repente, sujetos armados que se movilizaban en motocicleta lo interceptaron y le dispararon en repetidas ocasiones, dejándolo tendido en el suelo. Vecinos relatan que el sonido de los disparos rompió el silencio de la noche y desató el pánico entre los residentes, que se encerraron en sus viviendas por temor a quedar en medio del fuego.
Evidencias
El cuerpo del joven fue encontrado con varias heridas de bala, mientras que los agresores huyeron rápidamente sin que nadie pudiera identificar su ruta. Al sitio llegaron unidades de la Sijín de la Policía Nacional, que realizaron la inspección técnica del cadáver y recolectaron evidencias con el fin de avanzar en la investigación. Sin embargo, hasta el momento no hay capturas ni pronunciamiento oficial sobre los móviles del crimen.
Lo que más ha causado indignación entre los habitantes del sector es el creciente número de homicidios que se vienen registrando en Ipiales durante las últimas semanas. Vecinos del barrio San Vicente aseguran que la inseguridad se ha desbordado y que, pese a los constantes llamados a las autoridades, la presencia policial es casi nula. “Aquí uno ya no puede salir tranquilo. No sabemos si los que matan son bandas, extranjeros o ajustes de cuentas, pero lo cierto es que están acabando con la paz del barrio”, denunció una residente.
Tragedia
El caso de Mariano Mijares se suma a la lista de muertes violentas que tienen en alerta a la ciudadanía. Su corta edad y su condición de migrante hacen más dolorosa la tragedia, pues se presume que había llegado a Ipiales en busca de mejores oportunidades. Hoy, su historia se suma a la larga cadena de vidas truncadas por la violencia que sigue dejando sangre en las calles del sur de Nariño. Mientras las autoridades guardan silencio y los familiares exigen justicia, la comunidad ipialeña clama por acciones concretas que devuelvan la seguridad. La pregunta que muchos se hacen es hasta cuándo se permitirá que los sicarios sigan sembrando el terror en una ciudad que parece perder el control ante la delincuencia.

