Por: Nilsa Villota
Nunca antes Colombia había estado tan polarizada. Hoy nos encontramos entre quienes defienden acérrimamente este gobierno y quienes lo critican. Siempre, todas las historias en la política inician en campaña, cuando los candidatos lanzan sus propuestas de cambio, asegurando que todo aquel que los precedió fue malo y que, cuando ellos ganen, se sentirá el verdadero cambio.
Lastimosamente, una cosa es estar en campaña y otra es gobernar. Hoy, para muestra un botón: el actual presidente ha lanzado varias políticas públicas de alto impacto popular, pero que carecen de sustento técnico y financiero para resolver realmente los problemas que aquejan a nuestro país.
Qué importante sería contar con una reforma laboral que haya sido socializada, debatida y aprobada con quienes realmente generan empleo, como los empresarios, los comerciantes y los emprendedores. Es decir, aquellos que, pese a los problemas que enfrentamos siguen apostándole al desarrollo del país.
Últimamente, en nuestro país hay una creciente preocupación por la inestabilidad política que vivimos. Una cosa es lo que dice el presidente y sus ministros; otra, el análisis de los expertos de los diferentes sectores; y otro, lo que opinan los congresistas, que, de acuerdo con la ciudadanía, poco o nada le aportan a este país.
Cada persona defiende a Colombia desde su punto de vista y desde su sentir. Sería muy bueno que disminuyéremos la crítica y que todos trabajemos en la misma dirección. ¡Total, Colombia es de todos!
Ojalá que, en un futuro no muy lejano, tengamos un presidente empático con toda la ciudadanía, tanto con quienes votaron por él como con quienes no lo hicieron. Ojalá tengamos un mandatario que acepte las críticas como una oportunidad de mejora y no como ataques. Qué bueno sería contar con un presidente que venga del ejecutivo, con suficiente experiencia en la gestión de proyectos, capaz de estructurar políticas públicas y reformas que sean técnicas y legalmente viables, asegurando que su implementación sea realmente favorable para la sociedad.
Hoy mi invitación es a que pongamos interés y corazón en la política, porque solo así podremos construir un país más justo y equitativo. Necesitamos líderes que trabajen con transparencia, que comprendan la realidad de los ciudadanos y que prioricen el bienestar colectivo sobre los intereses personales o partidistas. Colombia merece un gobierno que una, no que dividida; Que escuche, no que imponga. Solo así lograremos avanzar hacia un futuro en el vamos todos por nuestra Colombia.

