Danny J. Marcillo

Uno siempre vuelve a los sitios donde amó la vida

Por: Danny J. Marcillo

Hoy hace 4 años tuve la oportunidad de llegar a una de las casas periodísticas más importantes de Colombia, DIARIO DEL SUR. Era un diseñador gráfico que apenas se había graduado, quería comerme el mundo. Cuando crucé la puerta de esta imponente empresa, hija del empresario Hernando Suárez Burgos, me sentí abrumado con todo el equipo profesional que siempre me recibió de una manera amigable, era la primera vez que trabajaría profesionalmente.

Empecé mis primeros pasos en el área de diseño gráfico con la ayuda de Claudia Zambrano y Javier Castro, en ese tiempo eran jefes del área de diseño, donde tenía que armar las maquetas que los periodistas realizaban y eso me causaba mucha impresión, ya que no solamente las diagramaba, sino que las leía y las comprendía. Cada vez me iba metiendo más en este mundo periodístico que en un futuro se convertiría en mi pasión.

Después de un tiempo el jefe de esta empresa miro habilidades en mi escritura judicial, siempre me ha llamado la atención los temas relacionados con casos impresionantes que asombran a la comunidad y también meterme en el papel de la gente contando sus historias.

Ahí fue que entendí que lo mío era la investigación periodística, con la ayuda del señor Jorge Hernando Carvajal, en ese tiempo editor creador oficial del EXTRA aprendí muchas cosas de este ‘capo’ del periodismo como buscar temas de agenda propia y meterme en sitios que los demás no se atreverían a llegar como las cuevas del barrio pedagógico donde hicimos hallazgos impresionantes dentro de ella, como huesos humanos y familias que vivían de una manera particular, todo esto ayudó en este tiempo a que a esas personas que permanecieron por muchos años escondidas les dieran una mejor calidad de vida.

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Por otro lado, viví muchas situaciones particulares como cuando me tocó cubrir la nota periodística en las instalaciones de la Unidad de Reacción Inmediata, URI, hablé con todos los presos, entre olores putrefactos, en ese entonces estaban hacinados, fue algo “de locos”.

En este momento me siento muy feliz de regresar a mi antigua casa donde seguiré dando lo mejor de mí.