UNO EN UN MILLÓN

Por: Mauricio Fernando Muñoz Mazuera

La pasada semana, en una de las Instituciones Educativas de mayor tradición en la ciudad de Pasto, sucedió un hecho que da mucha tela que cortar, teniendo presente las acciones preventivas y de capacitación al personal docente y administrativo de los colegios de cualquier rincón del mundo, porque como vamos conocer, nadie está exento de tener que enfrentarse a una situación apremiante.

En uno de los cursos de la institución educativa, el día viernes, un estudiante informo a su profesor que no se sentía bien, este desestimo la situación, enviando al niño a sentarse con la advertencia además, de que dejara de importunar el normal desarrollo de la clase. Al culminar este periodo de catedra y comenzar el siguiente, los compañeros del estudiante en cuestión se percataron que el niño se encontraba totalmente indispuesto, su rostro estaba desencajado, alegaba que le dolía el brazo izquierdo y su temperatura corporal había descendido drásticamente, segundos después, el menor de edad sufrió un sincope, situación que asusto desde el profesor hasta los estudiantes.

Acto seguido, y ante la falta de reacción del docente, son los compañeros del niño quienes buscan auxiliarlo, reincorporándolo a su silla y haciendo cuanta maniobra pudieron para que el niño volviera en sí, es allí cuando el profesor busca ayuda, pero el personal de asistencia sanitaria del Colegio no se encontraba, teniendo entonces como última medida llamar una ambulancia para que llevara al niño, acompañado de su progenitora, a quien ya habían notificado del suceso, a uno de los establecimientos de salud más cercanos para lograr estabilizar al estudiante. El estudiante paso todo el fin de semana bajo observación, y gracias a Dios, ha logrado superar este impase de salud que realmente significó un momento apremiante para todos los involucrados, hecho que nos lleva a hacer las siguientes acotaciones.

En primer lugar, durante todo el año lectivo, los docentes tienen diferentes espacios de trabajo puntual sin estudiantes, labores que en muchas ocasiones son verdaderos “cantos a la bandera” sin una real trascendencia en la labor práctica de la docencia, desde mi punto de vista es necesario replantear muchos de estos encuentros y comenzar a ver cuáles son las verdaderas necesidades que deben ser atendidas en medio del devenir de la formación, aspectos como el impulso de procesos de investigación, capacitación en manejo de TICs, aprovechamiento de herramientas como las Inteligencias Artificiales, Lúdica y adiestramiento en primeros auxilios, deberían ser aspectos a tener en cuenta, antes que elaborar documentos de copie, pegue y envíe.

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Por otro lado, es importante que el docente, por mucha experiencia que tenga en el devenir docente, no sea reacio a este tipo de esfuerzos formativos, porque así como estos casos pueden ser catalogados como “uno en un millón”, puede ser que ese uno le toque vivir a aquel que menos esté capacitado para afrontarlo, y así, terminar colocando en mayor riesgo al menor de edad.

Finalmente, es imperioso que se miren las realidades que se viven en los colegios, para mi es necesario que todo colegio que maneje un alto número de estudiantes, cuente con personal médico y de enfermería para atender una emergencia, y que este personal este acompañando a los miembros de la institución durante la jornada de clases, de lo contrario, no tiene sentido su contratación.

Soldado avisado… no muere en guerra, esta vez la situación no paso a mayores, pero puede ser que la próxima vez no se cuente con la misma suerte. Estos son campanazos de alerta a los cuales se debe atender.