Del gigante y aberrante escándalo de corrupción en la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres, resalto que es desoladora la declaración de Sneyder Pinilla, ex subdirector de esa entidad, en cuanto a que al presidente del Senado, Iván Name, le habría entregado, por conducto de la ex consejera presidencial para las regiones, tres mil millones de pesos y mil millones, que le habría dado, de manera directa, a Andrés Calle, presidente de la Cámara.
A raíz de esto hay que tener muy presente que es muy basto el campo de acción de la corrupción. Se presenta desde cuando se aprueban leyes y, en general normas, debido a la entrega de sumas millonarias y estrambóticas, como en este caso, o cuando menos se dan lisonjas, prebendas, puestos y contratos a los miembros de las corporaciones públicas de elección popular.
Siguiendo a Edgar Morín, a través del conocimiento se navega en un océano de incertidumbre y en archipiélagos de certezas. Esta premisa en Colombia, se hace superlativamente más evidente en la falta de transparencia y en la amplia y generalizada corrupción que deslegitima al Estado y al Gobierno, detiene el desarrollo y ahoga el ánimo y el espíritu nacional en un momento proceloso como el que vivimos, entre otras graves consecuencias.
Debido a que el flagelo y cáncer de la corrupción depende de múltiples razones, es decir, de las circunstancias, aspectos, materias y hechos que tienen que ver con el ser humano, todo lo que se exprese sobre ella es apenas parcial y, por ende, refleja solo parte de su realidad.
La corrupción está presente en las actividades más simples y cotidianas y, si lo está en éstas, con mayor veras lo está en las más complejas, donde ella se confunde justamente con la complejidad, siendo por ello aún más difícil y a veces hasta imposible percibirla y detectarla.
En consecuencia, son muchos y de muy variada índole los hechos que en Colombia generan corrupción. Podría decirse que son interminables. Para muchos la corrupción es convertida en forma de vida.
La corrupción es causa principal de un gran número de nuestros males, entre ellos, la violencia y la guerra y se amplió al trasladar los auxilios parlamentarios del Congreso al Ejecutivo, así como al crear la circunscripción nacional para la elección de Senado. La justicia está invadida por ella y, como si esto fuera poco, que lo menciono solo a manera de ejemplos, los narcotraficantes tienen una capacidad de corrupción casi ilimitada, pero pareciera ser que ella ahora estaría siendo propiciada por el propio Estado, a través de gigantes sumas como las referidas.
Por la circunscripción nacional para la elección de senadores, se amplió la corrupción y la compra de votos y de líderes a través de sumas millonarias que generan corrupción y minan nuestra democracia. Y los problemas ancestrales del Congreso provienen fundamentalmente de la corrupción política.
Como los organismos de control están politizados, en vez de combatir la corrupción, muchas veces la generan y, lo propio, la justicia, al estar también politizada.
Entonces, está herida y casi de muerte el alma nacional. Y queda mucho de lo esencial por decir.

