La muerte de una adolescente de 17 años volvió a poner en evidencia el abandono estatal que padecen comunidades indígenas del suroccidente del país. La joven perdió la vida tras no lograr llegar a un centro hospitalario debido a la inexistencia de vías de acceso en el municipio de Barbacoas, en el departamento de Nariño.
La víctima fue identificada como Dalia Paí García, una estudiante awá que se preparaba para cursar su último año escolar en 2026. Su fallecimiento ocurrió el lunes 15 de diciembre, luego de presentar complicaciones de salud posteriores al parto, las cuales requerían atención médica especializada que nunca llegó a tiempo.
El hecho se registró en el resguardo indígena Awá Gran Sábalo, ubicado en el piedemonte costero de Nariño, justo cuando la comunidad adelantaba su asamblea anual. A pesar del acompañamiento comunitario, las limitaciones del territorio impidieron su traslado oportuno a un hospital de mayor complejidad.
“Era el futuro de la comunidad”
El gobernador del resguardo, Diego Fernando Paí, confirmó la tragedia y expresó el profundo dolor que embarga a la población indígena. En sus palabras, Dalia no solo era una joven estudiante, sino un símbolo de esperanza para su pueblo.
“Representaba el futuro y la esperanza de su comunidad. Sus compañeros la recuerdan tejiendo, como expresión viva de una juventud comprometida con la cultura y los saberes ancestrales”, señaló el líder indígena.
Las autoridades awá coinciden en que la causa de fondo de esta tragedia es estructural: la ausencia total de infraestructura vial, una situación que sigue cobrando vidas en zonas rurales e indígenas del país.
Una problemática que se repite
La gobernadora electa del resguardo, Dalia Bolaños, recordó que no se trata de un caso aislado. Hace pocos meses, otra mujer indígena falleció en circunstancias similares, al no poder acceder a servicios de salud oportunos.
“Era una mujer con muchos sueños y una vida por delante. Estas muertes nos entristecen profundamente”, manifestó.
Aunque la comunidad reconoce algunos avances logrados mediante mingas y exigencias colectivas —como la apertura parcial de una placa huella desde el kilómetro 88—, advierten que estos esfuerzos resultan insuficientes frente a la magnitud del territorio y las necesidades urgentes de movilidad y atención médica.
Pronunciamiento del pueblo Awá
La Unidad Indígena del Pueblo Awá (Unipa) también lamentó el fallecimiento de la joven y emitió un comunicado en el que subrayó el impacto colectivo de esta pérdida.
“La partida de una joven estudiante no solo enluta a su familia y comunidad, sino que representa la pérdida de sueños, aprendizajes y esperanzas que hacían parte del futuro del territorio”, expresó la organización.
Un antecedente que agrava la denuncia
La indignación aumenta al recordar otro caso ocurrido el pasado 19 de octubre, cuando Hernando Pascal Paí, de 49 años, murió mientras era trasladado en una camilla improvisada por trochas del mismo resguardo. Su familia denunció que, ante la imposibilidad de ingreso de ambulancias, tuvo que ser cargado en hombros durante horas.
“Lo acompañamos con lágrimas porque el Estado no acompaña nuestros pasos”, relató un familiar, quien aseguró que la construcción de una vía ha sido solicitada en repetidas ocasiones sin respuestas concretas.
Un llamado que sigue sin respuesta
Al cierre del año, líderes indígenas del resguardo Gran Sábalo expresaron su frustración ante la falta de resultados por parte del llamado “gobierno del cambio” y de los compromisos asumidos en planes territoriales de vida y paz.
Mientras tanto, en Barbacoas, el dolor persiste y la comunidad insiste en que la muerte de Dalia Paí García no puede quedar en el olvido, sino convertirse en un llamado urgente para garantizar el derecho a la salud y a la vida en los territorios históricamente marginados.

