Realmente nos desespera despertar cada día y encontrarnos con que la situación de orden público en nuestra costa pacífica de Nariño es peor, ante el desplazamiento de miles de hombres, mujeres y niños y niñas, que en estos momentos afrontan las que quizá sean los peores episodios de sus vidas.
En lo que va corrido del presente año 21 mil personas han sido desplazadas en esa importante zona del departamento, lo que significa que el 23 por ciento de la población costera que asciende a 90 mil personas ha tenido que salir de sus terruños, ante la violencia despiadada que esgrimen los grupos ilegales, protagonistas de permanentes enfrentamientos en disputa de territorio para las actividades del narcotráfico, en los que la población civil queda en medio del fuego, en una situación terrible, en las que las comunidades se encuentran en constante peligro de muerte.
Nos estamos refiriendo a una grave crisis humanitaria, que puede ser la peor en muchos años, la cual tiene como escenario la región conocida como el Triángulo del Telembí, que comprende los municipios de Roberto Payán, Magüí y Barbacoas, para cuyos moradores la firma del Acuerdo de Paz, no ha significado nada, puesto que al contrario, la violencia se ha intensificado a unos grados insostenibles, como se puede ver en estos momentos.
«El temor, la angustia, frustración e impotencia afectan a miles de personas, por lo que insistimos en que es la hora para que actúe el Gobierno Nacional».
La triste realidad es que luego de la firma del mencionado acuerdo entre el Gobierno Nacional y la entonces guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Farc, los territorios que antes eran controlados por esa organización alzada en armas pasaron a ser disputados por otros grupos ilegales, los que son precisamente generadores de la violencia.
Una violencia que no solo hace salir a la gente de sus tierras, sino que además es la causa para que en estos momentos más de 6 mil personas se encuentren encerradas en sus casas o en sus veredas, puesto que no pueden salir ante las amenazas de muerte de los grupos alzados en armas, así como el riesgo que significa la instalación por parte de los gestores de la violencia de minas antipersonales.
En las últimas horas estamos viendo que la situación sigue empeorando, ante la continua llegada de cantidades de familias a las cabeceras municipales de Barbacoas, Magüí y Roberto Payán, provenientes de los sectores rurales de los mencionados municipios, lo que es la causa para una de las más espantosas crisis humanitaria, de las que se tiene noticia no solo en Nariño, sino en Colombia, puesto que este desplazamiento ha sido comparado con el presentado en Ituango, en el departamento de Antioquia.
Nos enfrentamos a unos dolorosos episodios en los cuales los desplazados no tienen acceso a la comida, al agua, a los medicamentos. Es así como las mujeres embarazadas no pueden acceder a los controles que requieren, ni tampoco los pacientes con enfermedades crónicas, ni mucho menos los pacientes de la tercera edad o los menores de edad.
Gran parte de estas inquietantes informaciones las hemos conocido gracias a la organización Médicos Sin Fronteras, que hace 5 años hace presencia en la zona, prestando una valiosa ayuda humanitaria y nos lleva a pensar que lo que se está viviendo en la costa nariñense requiere de una inmediata intervención del Gobierno Nacional.
En efecto, son miles los compatriotas sometidos a condiciones infrahumanas que requieren de una ayuda urgente, que se les ha prometido, pero que no llega, como ha sido la constante en la costa pacífica de Nariño.
El temor, la angustia, frustración e impotencia afectan a miles de personas, por lo que insistimos en que es la hora para que actúe el Gobierno Nacional.