Mauricio Muñoz

Una opción diferente

El día de ayer la iglesia católica en todo el mundo celebró la solemnidad de la Inmaculada Concepción de María, para los creyentes esto se entiende como un dogma de fe, término con en el cual se enmarcan los puntos esenciales de la creencia y que no admite revisión o refutación, se cree entonces sin reparos, en pocas palabras, es un hecho que se cree con el corazón y se ve con los ojos de la fe. Por esa misma razón, valores y conceptos propios de la creencia cristiana van en disonancia con el mismo mundo, por ende, este los rechaza.

Pensar en la virginidad de una mujer en el acto de concepción es, desde el punto de vista práctico, un acto descabellado, pero allí está Dios, el todopoderoso que hace nuevo todo y que sin importar lo torcido de los renglones, sigue y seguirá escribiendo derecho.

La pureza en este tiempo es un concepto superfluo y totalmente subvalorado y es que así es el mundo, pero no por eso deja de ser importante, porque en si el acto refleja al Dios que quiso humanarse, pero no en cualquier vientre, sino de manera limpia desde su nacimiento, un regazo puro con una sola misión, ostentarle, locura para la banalidad, presencia de Dios para el creyente.

En el Sí de María encontramos otro ejemplo para todos nosotros, una obediencia seria y compleja, porque no es un si con miedo o titubeo, o un si por compromiso, es un Sí a conciencia, un si cargado de todo lo que iba a representar la aceptación en un momento y situación histórica en donde el acto de quedar embarazada fuera de la convivencia significaba la muerte para la mujer y su creatura.

Ese es el sí que Dios pide de todos nosotros, un fíat, que va en consonancia a la verdadera entrega que se espera de cualquier católico que vive y siente su fe, si miedo, porque al final de esta carrera, como diría el apóstol, nos espera un premio perenne y pleno.

loading...

Estas líneas para la mayor parte de seres humanos pueden parecer un disparate, una campana rota que no resuena, sino que hace ruido, en medio de fuertes persecuciones a la fe, en incendios a iglesias, en asesinatos y secuestros a sacerdotes, monjas y misioneros, en ultrajes e insultos a quienes con orgullo y entrega profesan su fe en Cristo, estas personas dieron su fíat por un mundo mejor, por ayudar al necesitado, por servir al descartado, por donarse por quien es repudiado y vilipendiado, ese es el Sí que sin necesidad de nuestra creencia debemos dar, lejos de disputas e inconciencias, en cualquier lugar que estemos nuestra misión es ser luz y esperanza, para nuestra familia, para nuestro amigo que pasa dificultades, para el niño que pasa hambre en la calle, para el trabajador que se ve presionado en sus actividades, para el anciano que se dio por que tuviéramos todos un futuro mejor, por quien se encuentra enfermo o postrado en la cama esperando la hora final. Un simple Sí de María cambió el mundo, un Sí nuestro, con seguridad, mejorará el nuestro.

Por: Mauricio Fernando Muñoz Mazuera