En las últimas horas con el hundimiento de la consulta popular, el Senado volvió a ganarle el pulso al gobierno del presidente Gustavo Petro, en una derrota no solo anunciada sino en extremo dolorosa, por tratarse de uno de los proyectos, en los que el mandatario nacional tenía marcadas expectativas en que iba a salir avante, pero de nuevo los senadores opositores se salieron con la suya y dijeron NO.
De esta manera, tal como ha ocurrido con anterioridad en la cámara alta, la consulta popular tuvo el mismo destino que las reformas a la salud y laboral y se quedó en el camino, en lo que se puede considerar el golpe más duro que ha sufrido el gobierno hasta el momento, puesto que se considera que este rechazo tendrá una incidencia muy negativa para el presidente y el Pacto Histórico, en lo referente a las elecciones legislativas y presidenciales que se realizarán el 8 de marzo y el 31 de mayo del próximo año.
Por ello, en el nuevo panorama político que se presenta en el paìs ante una consulta popular caída, el gobierno pierde un trampolín, mediante el cual se pensaba tener un poderoso impulso en los comicios mencionados, lo que era el principal objetivo del presidente Petro, como lo expresó el mismo ministro del Interior, Armando Benedetti, al referirse a las intenciones que se tenían con esta alternativa democrática.
Precisamente, consideramos que esa confirmación de Benedetti, quien sigue siendo una piedra en el zapato para el presidente Gustavo Petro, hizo que se generalizara la idea que el diseño de la reforma laboral, proceso que buscaba revivir la consulta popular, antes que buscar grandes beneficios para los trabajadores, tenía como objetivo fundamental, consolidar las bases del movimiento político del presidente de la Repùblica y, de esta manera, pegar primero en la campaña política que ya se empezó a vivir con intensidad en el país.
En ese sentido, el senador Miguel Uribe, precandidato por el Centro Democrático, a la presidencia de la República, enfatizó que el rechazo de la consulta popular, se constituye en una muy buena noticia para Colombia, al considerar que el presidente Petro buscaba beneficiarse de manera política de una iniciativa que calificó como tramposa, sin beneficios claros para los trabajadores y si mucha incertidumbre, en torno al empeoramiento de sus condiciones laborales. “Esta consulta popular, ni era popular ni era consulta. Era para que Gustavo Petro hiciera politiquería; no resuelve el desempleo; era una estafa y una trampa”, expresó de manera tajante, el senador Uribe, quien reiteró que su caída fue lo mejor que le pudo haber pasado al paìs.
Consideramos entonces, que los senadores que le dijeron NO a la consulta popular, hicieron Patria. Primero, al evitar que este proceso, supuestamente destinado a favorecer a los trabajadores, se convirtiera en una herramienta de propaganda política a favor del actual Gobierno de cara a las elecciones que se avecinan.
Además, estábamos plenamente convencidos que, con la necesidad de superar un umbral de más de 13 millones de votos, la aprobación de la consulta no iba a ser más que una pérdida de tiempo y de plata, como ha ocurrido con procesos similares en el pasado, donde esta clase de procedimientos se constituyeron en rotundos fracasos, puesto que no alcanzaron los votos que se requerían, pero en cambio se gastaron para su realización, enormes sumas de dinero.
Después de todo, 700 mil millones de pesos, no están para gastarse en empresas inútiles.

