Las aulas de la Corporación Universitaria Minuto de Dios Uniminuto se llenaron de color, entusiasmo y aprendizaje diferente. En la clase de Creatividad e Innovación Empresarial, dirigida por el profesor Daniel Narváez Paredes, los estudiantes de la Maestría en Gerencia de la Innovación de Proyectos vivieron una experiencia que rompió con la rutina académica y encendió una chispa en cada participante.
Desde el primer momento, la atmósfera fue distinta. No hubo pupitres alineados ni silencios tensos: hubo música, sonrisas, disfraces, y sobre todo, ganas de aprender de una manera diferente. El profesor Paredes transformó el espacio en un laboratorio vivo de ideas, donde cada actividad —por más divertida o inesperada que pareciera— tenía un propósito profundo: enseñar a pensar distinto, a crear sin miedo y a descubrir el valor del trabajo colaborativo.
Experiencia
“La innovación no nace solo de los libros, sino de la experiencia. Queremos que nuestros estudiantes vivan el proceso creativo, que se equivoquen, que experimenten y que se sorprendan”, explicó el docente, con una sonrisa que reflejaba el entusiasmo de sus alumnos.
Durante la jornada, los estudiantes participaron en dinámicas de roles, ejercicios simbólicos y retos de diseño creativo que despertaron el ingenio y la imaginación. Algunos se disfrazaron, otros construyeron prototipos con materiales sencillos; todos aprendieron que innovar también es atreverse a jugar.
Con el corazón y la mente
Más allá del juego, cada momento tuvo un fondo reflexivo: reconocer la importancia del pensamiento disruptivo en la gestión empresarial, entender que la innovación no es solo tecnológica, sino también humana. En palabras de una de las estudiantes, “cada clase es una lección para la vida, no solo para el trabajo”.
Estas experiencias, cargadas de simbolismo y emoción, fortalecen la identidad de Uniminuto como una universidad que cree en la educación viva, cercana, transformadora. Un espacio donde los profesores no solo enseñan teorías, sino que inspiran cambios.
En una ciudad tan rica en cultura y talento como Pasto, estas metodologías innovadoras abren un camino esperanzador para la educación. La maestría en Gerencia de la Innovación de Proyectos no solo forma profesionales capaces de liderar procesos de cambio, sino personas con visión, empatía y compromiso social. “Cada clase es una oportunidad para descubrir que detrás de una buena idea hay una persona que quiere transformar su entorno”, agregó el profesor Paredes, convencido de que la verdadera innovación empieza por creer en las personas.

