Carlos Santa María.

Un verdadero sistema educativo integral

La profesión de docente es una de las que provee más autorrealización personal…en la medida que su objetivo sea el servicio a la sociedad, es decir, sin componentes represivos, controladores, desconectados de la realidad, entre otros. Si posee un reconocimiento social y económico sería perfecta.

Ser estudiante implica una serie de etapas donde el placer debe ser un elemento pedagógico, o sea, que las clases estén provistas de herramientas que las hagan agradables, cercanas, desestresantes, de tal modo que sin dejar de exigir esfuerzo contribuyan a la satisfacción del saber.

Es decepcionante conocer que los primeros años de vida, marcados por una obligación espiritual de dar satisfacción al niño que crece, estén discriminados por clases sociales y a su vez por enseñanzas que no contribuyen al ciudadano del presente o futuro.

 

«La Universidad pública, que ofrezca el 80% de la educación gratuita nacional, permitiría un pueblo ilustrado donde los sectores más desfavorecidos no serían exceptuados de este proceso».

 

En primaria lo fundamental es compartir principios y sentido de vida, saberes sobre la cultura e historia nacional (sin deformaciones nazistas, por ejemplo, como ocurre en Ucrania y los países Bálticos), plenos de asignaturas que serán importantes en la vida diaria del alumno. Considerar desde el comienzo labores relacionadas con el hogar, arreglos, carpintería (lo que se llamaba educación manual), amplitud del idioma propio en su mayor extensión e inicios de aquellos a libre elección, etc., podrían ser esenciales. Unidos al placer de la lectura se convertiría en proceso de aprendizaje integral.

La secundaria sería una prolongación de lo anterior procurando desarrollar las aficiones, ya sea por el deporte, artes, ciencias básicas, los análisis sociales, las tecnologías y oficios preferentes, todos reconocidos en la comunidad como valiosos y sin discriminación alguna.

La Universidad pública, que ofrezca el 80% de la educación gratuita nacional (para no desconocer la privada), permitiría un pueblo ilustrado donde los sectores más desfavorecidos no serían exceptuados de este proceso.

Naturalmente siempre la pedagogía sería rigurosa, flexible, lúdica, tomando en cuenta también las múltiples personalidades y destinos que se desea como ser humano.

Lo anterior es posible sólo si la dirigencia en el poder cree en la Equicracia.

Por: Carlos Santa María.