Por: Pablo Emilio Obando
Puede que a nuestros gobernantes no les guste que les digan lo que se debe hacer, pero toca. Es un deber y un imperativo ciudadano. En esta ocasión queremos llamar la atención de nuestros dirigentes en el sentido de orientar miradas y recursos que permitan el rescate de uno de los sitios más emblemáticos de la capital del departamento de Nariño. La PLAZA DEL CARNAVAL se entrega a la ciudad de Pasto hace dos decadas. Diría yo que de la mano de un alcalde que supo visionar la importancia de recuperar un espacio urbano dedicado a menesteres laborales y sociales ya por todos conocidos. Se logra tal propósito. El inconveniente se empieza a notar cuando la ciudadanía pretende hacer un uso adecuado de este escenario cultural. El diseño no fue el mejor, su complejidad arquitectónica presenta falencias y dificultades que impiden una permanencia agradable y satisfactoria. Sus «sinuosidades» hacen que el pueblo en su sabiduría le aplique el remoquete de LA BATEA.
Poco a poco este espacio urbanístico se va abandonando. Al extremo que únicamente se utiliza en días de carnaval, es decir unos siete o diez días al año. El resto de días tedio, soledad, venta de libros de segunda, artistas callejeros, actividades de rebusque y pare de contar. Se convierte en el sitio ideal y propicio para todo tipo de actos delictivos.
Nuestras autoridades han sido inferiores al reto que presenta nuestra PLAZA DE CARNAVAL. Han preferido desentenderse, dejarla a la deriva, abandonarla a su suerte. Con el transcurso de los días se agudiza la problemática al tiempo que se deteriora su infraestructura. Deben pensar nuestros gobernsntes en la construcción de unidades sanitarias, adecuación de parqueaderos, mejoramiento arquitectónico y diseño de una logística que permita la realización de eventos turísticos, empresariales, comerciales y artesanales. Por qué no, la construcción de espacios en los cuales nuestros artistas de carnaval vistan su creatividad y colorido en la majestuosidad de sus carrozas. Un espectáculo del cual podrían lucrarse y propiciar encuentros de inversión y cultura.
La PLAZA DEL CARNAVAL es un bello espacio abandonado, subutilizado, desdeñado y dejado en manos de la delincuencia. No podemos permitir que en el corazón de nuestra ciudad se derroche y dilapide una inversión de gigantescas proporciones. Les corresponde a nuestros gobernantes su recuperación, consecución de recursos y la convocatoria de diversos actores gremiales y empresariales que faciliten este propósito local y regional. La recuperación de LA PLAZA DEL CARNAVAL es un imperativo municipal. Ya es hora de contemplar sus múltiples posibilidades culturales y empresariales. Podemos generar en este escenario urbano una PLAZA MULTISECTORIAL y lograr con ello una verdadera revolución urbana y empresarial.

