Un refugio del arte y la historia en el corazón de la capital nariñense

Durante la Semana Santa, mientras las procesiones recorren las calles de Pasto y los actos litúrgicos se acompañan de profunda espiritualidad, un rincón del centro de la ciudad también honra el pasado desde el arte manual. Se trata del taller de maderas y restauración de Armando Jurado, un lugar donde la historia se talla a mano, se lija con paciencia y se barniza con respeto.

Allí, el maestro Jurado y su colaborador Diego Erazo no solo trabajan la madera: la transforman, la cuidan y la devuelven a su esplendor original. Muebles, espejos, camas, cofres antiguos —incluso piezas de estilo Luis XV, que evocan épocas de esplendor europeo— cobran nueva vida gracias a un oficio que, en Pasto, se niega a desaparecer.

Memorias

“En este taller no solo trabajamos con madera, restauramos memorias”, asegura Jurado, mientras pasa sus manos sobre la superficie curva de un escritorio que, décadas atrás, fue símbolo de elegancia. Esa pieza en particular, con un cierre en forma de piano, es una joya que demuestra la sofisticación del diseño de época y la calidad de la artesanía antigua.

Más allá del valor decorativo, cada objeto restaurado encierra una historia: la de sus dueños, la del momento histórico en que fue creado, y ahora también, la del rescatista que lo devuelve a la vida. En plena era de la producción masiva y los muebles de ensamblaje rápido, este taller se convierte en un espacio de resistencia y de revalorización del patrimonio cultural.

Trabajo artesanal

Con la llegada de turistas en Semana Santa, muchos visitantes se detienen a contemplar el trabajo artesanal que se realiza en este taller, convirtiéndolo también en un atractivo turístico alternativo. La talla en madera, tan presente en la elaboración de imágenes religiosas y elementos de las procesiones, encuentra en este espacio un vínculo con la devoción y el arte popular de la región.

“Es nuestro deber preservar este legado”, dice Jurado. “La tradición del trabajo artesanal no solo embellece, también cuenta quiénes fuimos, y hacia dónde vamos. Si perdemos eso, perdemos parte de nuestra identidad”. Esta Semana Santa, mientras se alzan oraciones y se esculpen pasos de fe en las calles de Pasto, en este taller se tallan también recuerdos. Y así, la ciudad no solo camina hacia lo sagrado, sino que también se afirma como cuna de arte, cultura y memoria viva, lista para ser descubierta por propios y visitantes.