Los habitantes del pequeño pueblo de Rothenburg viven un misterio que los despierta cada madrugada. A las 3:14 de la mañana, el sonido de un tren recorre las calles: un silbido lejano, el chirrido de los rieles y el temblor de las ventanas. Sin embargo, el pueblo no tiene vías férreas desde hace más de sesenta años. Al principio, los vecinos pensaron que era una broma o el ruido de alguna máquina agrícola. Pero el fenómeno ocurre todos los días, siempre a la misma hora, y con la misma secuencia de sonidos. Muchos ya reconocen el horario exacto en que el “tren fantasma” pasa.
Las autoridades locales pidieron ayuda a ingenieros de la Universidad Técnica de Núremberg. Los expertos colocaron micrófonos y sensores para registrar el ruido. Detectaron vibraciones reales en el suelo, con la frecuencia exacta de un tren, aunque no hay ningún objeto visible. Las ondas aparecen por unos segundos y luego desaparecen sin dejar rastro. Algunos habitantes mayores dicen que el sonido coincide con el antiguo “Ferrocarril 46”, una locomotora de carbón que descarriló en 1962, dejando varias víctimas. La línea fue clausurada y nunca más se volvió a construir.
Otros creen que el ruido podría deberse a ecos subterráneos o cavidades ocultas bajo el pueblo, que amplifican sonidos de otras zonas.
Aun así, los vecinos afirman que el fenómeno tiene algo distinto: aseguran sentir cómo el suelo tiembla justo bajo sus pies y cómo el aire cambia de temperatura cuando pasa el sonido. Algunos incluso dicen haber visto una sombra alargada moverse en medio de la niebla. El ayuntamiento considera cerrar el acceso al antiguo trazado ferroviario mientras los investigadores continúan con sus estudios. Pero el misterio sigue: cada madrugada, el tren invisible regresa, puntual, como si nunca hubiera dejado de existir.

