Por: Joan Sebastián Gómez
Un país llamado Colombia está sumergido entre la guerra, el llanto, la desesperanza, el conflicto, las muertes, y en un llamado clemente e insistente de compatriotas que piden escenarios de paz y reconciliación. Nuestro país cada vez más se está desangrando, ya no hay piedad, ni tampoco, composición, vivimos en un territorio donde el dolor y el llanto toman fuerza e inundan de tristeza los hogares colombianos.
El anunció y la advertencia de El Estado Mayor Central (EMC), una de las disidencias de la antigua guerrilla de las Farc, ha generado miedo y zozobra en el territorio, no es para más, estos grupos armados han señalado que se multiplicarán los muertos, que se desatará la guerra, y que la llamada “Paz Total”, no tendrá un rumbo feliz. Esta fue la respuesta ante el anuncio del presidente Gustavo Petro, tras la suspensión del cese al fuego.
Una decisión acertada la del presidente, es repudiable que estos grupos estén burlándose y accionando de manera violenta, es condenable la masacre que dejo cuatro jóvenes muertos en el Putumayo. El Gobierno Nacional actuó acertadamente, pues no se debe dejar doblegar de las disidencias de las Farc, tampoco chantajear. Es de señalar también, que estos grupos delincuenciales han manifestado que este ha sido el gobierno menos serio.
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Me uno al llamado que hace la Defensoría del Pueblo, entidad que pide que se muestren verdaderos gestos de paz, que cesen todas las acciones criminales contra la población civil, y sobre todo que se termine con la práctica del reclutamiento, uso y utilización de niños, niñas y adolescentes, para fines delictivos donde se vulneren sus derechos, y donde no se sigan burlando del Gobierno y del sueño de paz que anhelan millones de colombianos.
Qué le espera a Colombia luego de estas fuertes y temerosas declaraciones, se cumplirán las promesas de estos sujetos que están generando terror en los diferentes territorios, o la tan anhelada paz por la que tanto se ha luchado llegué a las diferentes regiones donde la violencia ha hecho de las suyas. El territorio de los colombianos merece que le pases cosas buenas donde nuestra condiciones y calidad de vida mejore.

