Un joven murió en fatal accidente de tránsito en La Unión, Nariño

Una madrugada gris se llevó la vida de otro joven. Jerson Enríquez Jurado, recordado por sus amigos como alegre y trabajador, perdió la vida trágicamente en un accidente de tránsito ocurrido en la temida bajada del Cafetal, una vía que muchos habitantes ya han bautizado como “la curva de la muerte”. La noticia corrió como un rayo por todo el municipio, dejando tras de sí un sentimiento de impotencia, rabia y profunda tristeza.

El cuerpo sin vida de Jerson fue hallado junto a su motocicleta, en una escena que se repite con dolorosa frecuencia en La Unión. En menos de un mes, dos jóvenes han muerto en circunstancias similares, víctimas de una carretera que parece reclamar una vida tras otra. Las cruces que se levantan a la orilla de la vía se multiplican, silenciosas, como testigos mudos del abandono institucional.

Trampa mortal

Los vecinos aseguran que la bajada del Cafetal se ha convertido en un punto crítico, donde la falta de señalización, el mal estado del pavimento y la ausencia de controles de tránsito han creado una trampa mortal. “No es la primera vez que pasa, y si las autoridades no hacen nada, tampoco será la última”, expresó con indignación un habitante del sector, quien pidió reserva de su nombre por temor a represalias.

El dolor colectivo se mezcla con la indignación. Las redes sociales se llenaron de mensajes de despedida, pero también de reclamos. “Ya estamos cansados de llorar a nuestros jóvenes”, escribió una usuaria en Facebook. “¿Cuántos más deben morir para que se tomen medidas?”, cuestionó otro.

Siniestros

La comunidad exige la presencia permanente de agentes de tránsito, reductores de velocidad y una intervención urgente de las autoridades municipales y departamentales. Piden no solo pavimentar, sino iluminar y señalizar correctamente una vía que conecta a diario a cientos de personas y que hoy parece estar escrita con sangre.

Familiares y amigos de Jerson, entre lágrimas, lo despidieron en medio de un profundo silencio. Su nombre se suma a la lista de víctimas que han perdido la vida en siniestros viales que pudieron evitarse. La tragedia reabre un debate que el municipio no puede seguir ignorando: la necesidad de una política real de seguridad vial, más allá de discursos y condolencias. Mientras tanto, en la bajada del Cafetal, las flores frescas y las velas encendidas marcan el lugar donde Jerson exhaló su último aliento. Su muerte no puede ser solo una estadística más. La Unión clama justicia, clama prevención, clama por la vida.