Por: Joan Sebastián Gómez.
Rechazo, conmoción e indignación ha causado la alarmante cifra de asesinatos que se han presentado en los últimos días contra los líderes sociales en el departamento de Nariño. Nuestra región se ha convertido en el epicentro y en los escenarios donde bandas delincuenciales y grupos subversivos al margen de la ley acechan como si nada, acabando con la vida de seres humanos que han estado en defensa de los derechos humanos y que en su accionar diario buscan el bienestar de la sociedad.
Esta situación ha generado preocupación entre las autoridades locales, departamentales, nacionales y población en general. Quienes a pesar de las acciones que vienen realizando para combatir este flagelo no han podido hacer nada. Se ha pedido un cese al fuego y se han construido mesas de diálogo para lograr esa paz total que todos los colombianos anhelamos y pedimos a gritos. Pero esto no ha sido suficiente porque los grupos criminales continúan en su actuar criminal.
«La paz es lo mejor que nos podría pasar, se acabaría la violencia y las matanzas que han dejado un gran vacío en las familias y en la sociedad».
Muchos ciudadanos están a la expectativa, pues tienen la mirada en el gobierno de Gustavo Petro, han puesto su esperanza en él y en las acciones que vaya a llevar a cabo con estos grupos violentos para terminan con esa zozobra, angustia, tristeza, incertidumbre, muerte y dolor que han acontecido a través de la guerra y de las arremetidas por los grupos armados que hacen presencia en el territorio nariñense y en el colombiano, causantes de desbordada violencia.
Quiero resaltar la labor que está efectuando el gobernador de Nariño, quien ha solicitado al Gobierno Nacional la instalación de un Puesto de Mando Unificado por la Vida, acción que se ha establecido para hacerle frente a estos asesinatos que han llenado de tristeza, luto y que se ha robado los sueños la esperanza de muchos compatriotas.
La paz es lo mejor que nos podría pasar, se acabaría la violencia y las matanzas que han dejado un gran vacío en las familias y en la sociedad. Se debe seguir intentando y luchando por ese sueño que tanto deseamos y por el que tanto se ha sufrido. La esperanza es lo último que se pierde. Que en lo que resta del año la armonía y la solidaridad prevalezca entre la humanidad.

