Mauricio Muñoz.

Un buen cuento pastuso

Por Mauricio Fernando Muñoz Mazuera

Yo tengo un conocido que es alcalde de un municipio con algo más de 450 mil habitantes, ahora es conocido, porque antes era mi amigo, cuando me miraba en la calle se venía corriendo a saludarme y a recordarme que le ayudará con los voticos de la familia en las elecciones de octubre, como era buen amigo, no teníamos problema en apoyarlo, pero después que logró ser el alcalde de mi municipio, mi amigo se volvió un simple conocido, ya ni saluda, pasa mirando por encima del hombro a todo mundo y cuando fue a inaugurar 2 metros de reparcheo en mi barrio, los guardaespaldas no dejaron que le diera la mano, al parecer, solo nos saludaba por los votos.

Mi examigo ha tenido muchos descaches, mes a mes escucho como se ha ganado la desaprobación de la mayoría de habitantes de mi ciudad, entre tantas cosas raras que ha hecho mi ex amigo por ejemplo, está no respetar en absoluto su plan de gobierno, llegando a entregar secretarias a diestra y siniestra, como si de un bingo se tratará, y lo peor de todo, es que ha puesto al frente de las secretarias a personajes sin la mínima preparación para asumir estos roles tan importantes, solo basta preguntar a la dirigencia comunal de mi municipio como se han visto decepcionados por la poca gestión del secretario, su constante pedantería y las ínfulas de súper poderoso, que busca transmitir en las redes sociales con las capacitaciones a donde asisten 6 dirigentes comunales de 180 invitados.

Otro descache de mi ex amigo fue una tal empresa que iba a hacer lo mismo que debería hacer la Alcaldía pero que él, en su sapiencia decidió encargar a otro pues se dio cuenta que sus funcionarios son incapaces de dar pie con bola o realizar una buena gestión. Lastimosamente no pudo llevar a cabo su plan maestro porque la presión social lo ha debilitado cada vez más.

Hace poco en mi ciudad se terminó derribando una casa ubicada en el centro de la misma con una historia muy importante, pues había sido cuartel de las huestes que partían al Perú en la guerra que se suscitó entre este país y Colombia por la posesión del Trapecio Amazónico, esta casa al igual que una buena parte de los inmuebles ubicados en el centro de la ciudad tienen unas particularidades arquitectónicas que las hacen atractivas al turismo y por ende, ser protegidas como patrimonios, pero sin medir palabra, esta construcción fue destruida para dar paso a la modernidad, y mi ex amigo no dijo nada, muy seguramente estaba tan ocupado que este tema le pareció irrelevante.

Después salieron varias voces a los medios de comunicación a decir que la casa se debía derribar por el mal estado en el que se encontrada, si es así, porque no se ha hecho nada con un inmueble similar que queda ubicado en el barrio Agualongo, en el que supuestamente estuvo Simón Bolívar, ¿pero que se encuentra en verdadera ruina?

Los vecinos del sector en varias reuniones han solicitado echar abajo esta casa por el peligro que implica transitar por este lugar sin embargo los funcionarios de la alcaldía han hecho oídos sordos a la petición y solo se han limitado a poner cintas amarillas como si estos elementos pudieran detener los escombros que se desprenden de este lugar.

Esta historia tiene varias anécdotas aún por ser contadas…