Si bien el estallido social en Colombia dejó cierta división, ya que la información masiva se enfocó estratégicamente en deslegitimarlo; también es interesante comprobar la unión que se forjó en la sociedad, sobre la necesidad de oxigenar al Congreso de la República.
Sin importar la corriente por la que simpatice, sí se coincide en que los principales problemas del país tienen solución en el Congreso. Sin ánimo de generalizar, cabe recordar que la mayoría legisla para beneficiar a ciertos sectores, es decir, prima el interés particular sobre el general.
Necesitamos urgentemente legisladores que lleven consigo el servicio, no el negocio; por lo menos en el discurso, después veremos si en realidad lo tienen en su conciencia. Hay varios candidatos que podrían hacer más por Nariño, incluso, sin haber nacido en esta región. En términos económicos, hay mucha oferta, solo de usted depende por quién vota; si piensa en su interés pueda que le vaya bien por un tiempo, pero debe ser agotador estar cada año suplicándole a su padrino político por su bienestar.
Es esperanzador ver que se han inscrito millones de cédulas, por ahí comenzamos, recordemos el permanente mensaje: todos los muertos y estragos que dejaron las manifestaciones habrán valido la pena si se ven reflejados en las urnas. Quienes salieron a poner su grito por una equitativa Colombia deben volcarse a votar – hasta este jueves, 13 de enero hay plazo para inscribir la cédula -.
A los jóvenes se los quiso estigmatizar por la abstención a los Consejos Juveniles. Pero yo me quedo con la respuesta viral de varios de ellos: “¿Y a ustedes quién les dijo que nosotros nos manifestamos por los Consejos Juveniles?, nosotros vamos por el Congreso y la Presidencia de la República”. Ojalá y así sea…
Por: Emilio Jiménez Santiusti.

