Ucrania: ¿el negocio de USA?

Carlos Santa María.

El imperio de la guerra por siglos está cayendo a pedazos y se abre el camino a una nueva época multilateral donde la codicia y amenaza de muerte van siendo detenidas en un proceso paulatino históricamente. Es lo contrario de lo que pronostican agoreros del fin del mundo.

Los estadounidenses están conscientes de que han perdido el control sobre el antiguo orden mundial, por eso han empujado a los rusos a una guerra en Ucrania con la esperanza de hacer retroceder las agujas del reloj. La pregunta obligatoria es: ¿por qué Biden pone en riesgo el futuro de Europa?

Primero, no arriesga sus fuerzas armadas al no involucrarlas en el frente como usualmente lo hace. Segundo, Ucrania no era solo un simple país sino una base militar provista de armamento y entrenamiento desde el golpe de estado el 2014, punta de lanza para occidente con alta inversión especialmente en laboratorios de guerra biológica, motivo de las acusaciones a Hunter Biden, hijo del mandatario actual, todo con el fin de cercar a Rusia y obligarlo a ser parte del sistema obediente so pena de ser castigado brutalmente.

 

«La dictadura mediática basada en el odio es una de sus herramientas preferidas. Su idea es vender para tener ganancias. El negocio ha sido consumado».

 

Para analistas científicos que conocen hechos, evidencias e historia, Estados Unidos ha crecido en gran parte gracias a la riqueza que aporta la guerra, razón por la cual no ha cesado de provocarlas desde la Segunda Guerra Mundial, apoyando golpes e intervenciones que se han traducido en grandes negocios del complejo militar industrial.

Ucrania ha sido el mejor peón para el mercado del terror ya que ahora toda la Unión Europea ha decidido incrementar el presupuesto de sus naciones en el campo de la “defensa” comprando aviones de ataque, tecnología de última generación, satélites, misiles, tanques y armamento que estaba almacenado sin poderse vender.

Los comerciantes del miedo, en tanto cuerpo privilegiado sociópata, no les importa donde mueran niños, mujeres o civiles. La dictadura mediática basada en el odio es una de sus herramientas preferidas. Su idea es vender para gozar teniendo ganancias. El negocio ha sido consumado.

Por: Carlos Santa María

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