Hace siete meses, un lamentable hecho conmovió profundamente a la comunidad tumaqueña: un grupo de adultos mayores fue abandonado en la plazoleta de la Alcaldía Distrital de Tumaco. Llegaron en condiciones de vulnerabilidad, con miedo, incertidumbre y sin saber qué les depararía el destino.
Sus miradas reflejaban tristeza y desconcierto, pero también la esperanza de encontrar una mano amiga que les tendiera apoyo. Esa ayuda no tardó en llegar gracias a la rápida reacción de las autoridades locales.
El alcalde Félix Henao, la gestora social Ximena Pineda y todo el equipo de la Alcaldía se apersonaron de inmediato de la situación. Se organizaron para brindar atención integral, escucharlos, acompañarlos y hacerles sentir que no estaban solos.
Alimentación
En cuestión de horas, los adultos mayores recibieron cuidado, alimentación, atención médica y, algo invaluable, un entorno lleno de respeto y amor. La intervención devolvió la tranquilidad y la confianza que habían perdido.
Hoy, esos abuelitos cuentan con un lugar seguro: la Casa Hogar, un espacio pensado para ofrecerles bienestar y calidad de vida. Allí disfrutan de alimentación balanceada, seguimiento médico y actividades recreativas que fortalecen su integración social.
El trato en la Casa Hogar se basa en el cariño y la dignidad. Los profesionales y cuidadores trabajan cada día para que se sientan valorados y parte activa de la comunidad.
Recreación
El coordinador del programa Adulto Mayor, Diego Yépez, ha liderado un trabajo constante para garantizar el cuidado de quienes residen en este lugar. Además, realiza jornadas y actividades en distintos sectores del distrito.
Estas acciones incluyen visitas, acompañamiento, recreación y servicios de apoyo a más adultos mayores que lo necesitan. Todo esto fortalece el tejido social y promueve una cultura de respeto hacia las personas mayores.
Este caso, que inició como un momento doloroso para Tumaco, hoy se convierte en un ejemplo inspirador. Demuestra que la unión institucional y el compromiso humano pueden transformar realidades.
En Tumaco, proteger la vida y la dignidad de los mayores no es solo un deber. Es un acto de amor y solidaridad que se vive y se fortalece cada día.

