De socios estratégicos a adversarios irreconciliables
La relación entre Elon Musk y Donald Trump, alguna vez vista como una alianza de alto voltaje en la política estadounidense, se ha quebrado públicamente en medio de fuertes acusaciones y choques de poder. Musk, tras un rol protagónico en el entorno presidencial, ha pasado a ser señalado como traidor en el círculo más cercano al presidente.
El ascenso de una alianza impensada
Durante la campaña presidencial de 2024, Elon Musk emergió como una figura central en el equipo de Trump, aportando fondos millonarios y presencia mediática. Su apoyo tras el atentado sufrido por el entonces candidato fue clave para cimentar su cercanía al poder, hasta llegar a liderar el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), encargado de racionalizar el gasto estatal.
Grietas tras bambalinas
La imposición de nuevos aranceles por parte de Trump sobre tecnología asiática golpeó directamente a Tesla, lo que tensó la relación. Tras desacuerdos con miembros del gabinete, como el secretario del Tesoro, Musk abandonó la Casa Blanca en abril de 2025, lo que marcó el inicio del deterioro público de la relación.
Un conflicto que escala sin freno
La ruptura estalló cuando Musk criticó duramente el proyecto de gasto público del gobierno, calificándolo de «error monumental». Trump respondió de inmediato retirándole beneficios clave y cuestionando su estabilidad. Musk, a su vez, sugirió oscuros vínculos del presidente con Jeffrey Epstein, provocando la indignación del entorno trumpista.
Polarización y nuevas ambiciones
A raíz del conflicto, Musk ha lanzado una propuesta para fundar un nuevo partido político que represente una tercera vía en Estados Unidos. Su encuesta en X recibió millones de votos a favor. Mientras tanto, desde el círculo de Trump se impulsa la cancelación de contratos públicos con las empresas de Musk y se habla de iniciar acciones legales en su contra.
Comportamiento errático y escándalos personales
Fuentes cercanas al entorno de Musk han señalado preocupaciones por su comportamiento errático y presunto consumo de sustancias. Su agitada vida personal, marcada por disputas de custodia y relaciones múltiples, también ha generado controversia, especialmente por llevar a su hijo menor a reuniones de gobierno.
Una derecha fracturada
La pelea entre ambos magnates divide a la derecha estadounidense y amenaza con generar una fisura duradera. Trump pierde a uno de sus principales impulsores digitales y Musk queda excluido del entorno de poder federal. Lo que alguna vez fue una colaboración estratégica ahora es un enfrentamiento que reconfigura el tablero político del país.