Washington eleva la presión contra el régimen venezolano
El Gobierno de Donald Trump designó formalmente al presidente Nicolás Maduro y a varios altos funcionarios venezolanos como miembros de una organización terrorista extranjera. La medida amplía la autoridad estadounidense para actuar contra el régimen al vincularlo con el denominado Cartel de los Soles.
Este término se utiliza para describir una red descentralizada de grupos dentro de las fuerzas armadas venezolanas presuntamente vinculados al narcotráfico. Expertos afirman que se trata más de una estructura de corrupción estatal que de un cártel tradicional. Maduro niega cualquier conexión con el narcotráfico y rechaza la existencia de dicha red.
Nuevas sanciones y opciones militares
La designación autoriza a Estados Unidos a imponer sanciones más duras sobre los activos y la infraestructura del Gobierno venezolano. Expertos legales aclararon que la medida no permite explícitamente el uso de fuerza letal, aunque funcionarios de la administración Trump afirman que sí ofrece opciones militares adicionales dentro del territorio venezolano.
La decisión llega en un momento de intenso despliegue militar estadounidense en la región. Como parte de la “Operación Lanza del Sur”, las fuerzas armadas han enviado más de doce buques de guerra y 15.000 soldados al Caribe. En operaciones recientes contra el narcotráfico, efectivos estadounidenses han matado a varias personas en enfrentamientos marítimos.
Escenarios de intervención y resistencia pública
Altos funcionarios informaron a Trump sobre diversas opciones de acción, que incluyen ataques a instalaciones militares venezolanas o incursiones de operaciones especiales. También se mantiene la posibilidad de no intervenir directamente.
Sin embargo, una encuesta de CBS News/YouGov reveló que el 70 % de los estadounidenses
Presión diplomática y tensiones crecientes
Aunque Trump insiste en que su objetivo principal es frenar el tráfico ilegal de drogas y migrantes, funcionarios admiten que un cambio de régimen podría ser un efecto secundario de la presión. El mandatario expresó su disposición a una salida diplomática y afirmó que Maduro “quiere hablar”, aunque la Casa Blanca no confirmó avances.
La tensión aumentó tras el mayor despliegue aéreo estadounidense frente a Venezuela en años, con la presencia de un caza F/A-18E, un bombardero B-52 y aeronaves de reconocimiento. La situación se agravó cuando tres aerolíneas internacionales suspendieron vuelos desde Venezuela por advertencias de seguridad emitidas por EE. UU.
El panorama regional sigue siendo incierto y altamente volátil mientras la presión sobre Caracas continúa en ascenso.

