Por: Claudia Zambrano Erazo
Lo que estamos viviendo los nariñenses con el cierre de la Panamericana por una avalancha de gran magnitud que se registró sobre la vía entre Popayán y Pasto es una crónica de una tragedia anunciada y ustedes se preguntarán por qué afirmó esta situación, pues porque claramente en meses anteriores la comunidad de Rosas en el Cauca ya había manifestado el estado en el cual se encontraba la vía y las fallas geológicas que se registraban y como cosa rara ninguna autoridad hizo nada al respecto.
El problema principalmente radica en que Nariño, quedó ‘fregado’ y no lo digo solo porque para llegar al interior del país tiene que utilizar carreteras improvisadas, en pésimo estado y en las cuales se pone en riesgo la vida, sino, además porque por ejemplo el combustible no puede llegar, los alimentos no se despachan y obviamente la movilidad en este momento es un caso, gracias a Dios la tragedia no dejó víctimas mortales, pero si una evidente falta de gestión de los gobernantes que solo actúan cuando estamos como se dice popularmente ‘en la olla’ y no para prevenir las tragedias.
La magnitud de la emergencia es increíble, las imágenes nos muestran que no es algo que se puede solucionar de la noche a la mañana, es más saber que 4 veredas prácticamente desaparecieron y hay alrededor de 300 personas que perdieron todo, nos hace imaginarnos de lo que estamos hablando. Ahora la gente tiene que sufrir horas en medio de la nada esperando poder circular y lo que dicen por allí los habitantes del Cauca es que el paso improvisado por La Sierra es una zona peligrosa por la presencia de grupos al margen de la ley y por esta razón las autoridades determinaron permitir el tránsito solo hasta las 6:00 de la tarde.
Lo único claro en medio de esta tragedia que nos tomó en pleno plan retorno, es que somos el departamento olvidado de Colombia y que ahora más que nunca esta situación demuestra a nuestros gobiernos de turno que necesitamos con urgencia carreteras dignas que nos garanticen poder movilizarnos con tranquilidad. La doble calzada Pasto-Popayán es una petición necesaria por no decir que urgente porque lo que nos pasó no se puede repetir y menos poner en riesgo la vida de la comunidad.
Ahora a esta situación que estamos atravesando hay que sumarle el abuso de los transportadores y las aerolíneas que piensan que a los nariñenses nos sobra plata para poner un tiquete en más de un millón de pesos en estos momentos de necesidad. ¡Qué falta de respeto con esta tierra hermosa que lo único que busca es progresar!

