La Fundación Amaru tras seis años de trabajo paró sus labores debido a la pandemia por Covid-19. En este momento con el propósito de continuar ayudando a las mujeres de Pasto, emprendió acciones nuevamente para buscar acompañamiento empresarial e institucional; ya que su accionar se ha realizado con recursos propios.
Esta organización a través del tejido pretende generar acompañamiento psicosocial y económico a este grupo poblacional.
La representante legal de la fundación, Patricia Andrea Hormaza, indicó “nos estamos reuniendo nuevamente con el objetivo de reactivar las acciones que desarrollamos como fundación. Estamos gestionando recursos, patrocinadores, contactándonos con las personas que nos venían apoyando para continuar con esta bonita labor”.
Acompañamiento psicosocial
La Fundación Amaru, además de ser un espacio de encuentro de mujeres realiza también un acompañamiento psicosocial a este grupo. Esta iniciativa cuenta con una trabajadora social quien es la encargada de acompañar y apoyar a las mujeres que han sido víctimas de violencia, maltrato y abuso; además ofrece asesoría jurídica realizada por pasantes de universidades.
Durante los encuentros las asistentes empiezan a tejer, elaborar y crear sus productos, en medio de ello realizan actividades grupales que permiten expresar emociones y generar espacios de reparación colectiva.
Una de las grandes apuestas que tiene esta organización es exportar los productos elaborados por las más de 40 mujeres que integran el proceso, con la exhibición y venta de estas piezas contribuyen también con el sostenimiento económico de las integrantes.
Rescatan tradiciones
“La idea que dio origen a esta organización fue no perder la técnica del tejido a mano, surge a partir de los encuentros que teníamos tres amigas, Aleja Rosero, quien es la trabajadora social, Lili Jiménez, directora de Amaru y mi persona”, indicó Patricia.
En ese entonces eran estudiantes; sin embargo, descubrieron que a través del tejido se crean proceso de sanación y acompañamiento a las mujeres en Pasto.
“Nuestra labor social es algo súper gratificante porque vamos más allá de un simple encuentro, generamos espacios protectores y de acompañamiento a las mujeres; nos sentimos como una lamparita ayudando a iluminar a otras; continuamos contentas y motivadas y con las ganas de continuar con estas labores. Esperamos en mayo iniciar con nuestras funciones”.

