Como en el juego de la pirinola lo que tanto han insistido desde un principio de la pandemia autoridades de salud y educación, todos ponemos en marcha con voluntad y actitud positiva el autocuidado y las medidas preventivas. Con esto motivamos a los demás para que en esta difícil etapa de la vida le ganemos la batalla al coronavirus.
En la actualidad vemos que poco a poco y cumpliendo con los protocolos de bioseguridad niños y jóvenes están volviendo a las aulas, después de una larga ausencia de casi año y medio, situación que dio paso a múltiples complicaciones en todos los procesos de formación tanto para maestros, como para padres de familia y estudiantes.
Analizando con calma e independientemente de las recomendaciones del propio Ministerio de Educación, en el sentido de obligar a las instituciones al regreso a clases presenciales, es mucho lo que se gana a nivel de estamentos educativos con la presencia de los alumnos en los claustros escolares. Por ahora lo están haciendo de manera gradual y con alternancia.
«En la actualidad vemos que poco a poco y cumpliendo con los protocolos de bioseguridad niños y jóvenes están volviendo a las aulas”.
Quiénes ganan: los padres de familia que desde el comienzo de la pandemia tuvieron que esforzarse al máximo para que sus hijos se acomodaran a la educación virtual que incluía no solo la dotación de los medios tecnológicos, sino el acompañamiento a los pequeños para darles orientación y asesoría en la entrega de trabajos, labor que nunca fue fácil por diferentes motivos. Además del grave problema de las comunidades rurales que carecían de todo.
Ganan los profesores que desde que apareció este maléfico virus tuvieron que cambiar de metodología para adaptarse a los medios audiovisuales, en donde todo fue mecánico. Hoy retorna, y con felicidad mutua, ese contacto afectivo y la empatía que se vive entre docente-estudiante no únicamente en el conocimiento sino en los espacios en donde se siente un ambiente familiar.
Ganan los directivos cuya autoridad académica y administrativa casi que pasaba inadvertida y su labor con la dinámica que requiere el sector educativo poco se notaba. Ellos hoy están retomando su rol institucional que se ha reactivado con las nuevas disposiciones de carácter oficial.
Ganan los estudiantes que han vuelto a disfrutar de ese agradable sabor de vida estudiantil cargada de manifestaciones espontáneas, compañerismo, recreo, risas, anécdotas, deportes y música. Ojalá que todos hayan tomado como experiencia que no hay como las clases presenciales.
Por: Sofonías Rodríguez M.

