No pudo ser peor el comienzo del Fútbol Profesional Colombiano, en lo que corresponde al 2025, lo que nos llena de bastante preocupación e incertidumbre.
No es posible que un espectáculo tan hermoso como lo es el fútbol, deporte de enorme arraigo en nuestro país, se vea empañado con hechos tan lamentables como los que se registraron el pasado viernes en la ciudad de Santa Marta, con motivo del partido entre Unión Magdalena y Millonarios, malogrado por acciones violentas, que merecen una total censura.
En ese sentido, nos parece totalmente injustificable la acción que un grupo de desalmados y bandidos, puesto que no se les puede llamar de otra manera, perpetró contra el bus del equipo de la capital de la República, en momentos en que en la ciudad de Santa Marta se movilizaba con destino al estadio Sierra Nevada, para enfrentar al equipo local.
Nos referimos a un ataque infame, en desarrollo del cual sobre el vehículo de los jugadores que transportaban a los jugadores de Millonarios, llovieron piedras, botellas y otros objetos contundentes con un terrible saldo de tres heridos: el delegado Oscar Cortés Delgado y lo jugadores, Jader Valencia e Iván Arrieta.
Precisamente, el más afectado fue Arrieta, futbolista natural de nuestro departamento de Nariño, quien sufrió contusiones en diferentes partes del cuerpo y lo más delicado: sus ojos se vieron afectados por esquirlas de cristal, resultantes de la ruptura de las ventanillas del bus.
En torno a esta emergencia, debemos rechazar como poco solidaria la actitud de las directivas del equipo Unión Magdalena, quienes, al tener conocimiento de los hechos, emitieron un comunicado en el que señalaron que, a pesar de la repudiable agresión, el partido se podía jugar, puesto que el ataque al bus del equipo visitante no había ocurrido en los alrededores del estadio Sierra Nevada.
Creemos que, al socializar este comunicado, no se tuvo en cuenta la gravedad de lo ocurrido y el hecho de que, en caso de haberse disputado el partido, Millonarios se habría visto en inferioridad de condiciones, puesto que no hubiera podido contar con su arquero Iván Arboleda. Afortunadamente, el director técnico del Unión Magdalena, el profesor Jorge Luis Pinto, fue consciente de que ante lo sucedido no se podía jugar y manifestó que el partido debía ser aplazado, lo que en efecto ocurrió, ya que hubiera sido totalmente improcedente el continuar con la programación.
En síntesis, reiteramos que los acontecimientos que se produjeron en la ciudad de Santa Marta, son en extremo graves y, por lo tanto, las autoridades del fútbol colombiano, los deben tomar como una campanada de alerta.
Es lo menos que se puede hacer, ya que no es la primera vez que este tipo de nefastos episodios, perjudican el fútbol profesional colombiano y precisamente, al abrirse las puertas de la Liga I 2025, vemos como varios partidos, tendrán que jugarse a puerta cerrada, a consecuencia de los desmanes protagonizados por los mal llamados hinchas de diferentes equipos.
Por lo tanto, lo sucedido en Santa Marta, tiene que mover a todo el mundo del fútbol a declarar un estado de emergencia, seguimiento y vigilancia. Como lo decíamos el año anterior, se presentaron cantidades de incidentes, al interior y en los alrededores de los estadios, en una situación que debe ser cortada de raíz, puesto que nuestro futbol profesional colombiano, bajo ningún punto de vista se puede dejar en manos de los vándalos y los gestores de la violencia. ¡Ni más faltaba!

