Carlos Álvarez.

Tecnología y dinero

Hasta ayer miércoles al momento de escribir esta nota, el sumergible Titán no había sido encontrado después de dos horas de inmersión con destino a observar el Titanic hundido en 1912 cerca a terranova.

Hay dos aspectos interesantes entre muchos, en el submarino perdido: el tecnológico que implica un inmenso avance de un aparato pensado para sumergirse a 4.000 metros de profundidad resistiendo presiones inmensas, por un lado y luego el contenido de la tecnología para ser tripulado por cinco personas en un pequeño espacio con todos los avances que se quiera como oxígeno para noventa y seis horas, sistema de comunicaciones,  lo necesario para mantener con vida a los tripulantes y asegurar el regreso, en fin es una suma de increíble de tecnología que solo un experto podría describir. A esto sumémosle el costo de todo lo anterior. De cualquier manera, podemos quedar con la boca abierta por todo el contenido.

El aparato estaba destinado al turismo hacia el Titanic; pero que clase de turismo: solo un cupo para el paseo a darle una vuelta al regio buque en el fondo del mar cuesta 240.000 euros, esto es unos 1.300 millones de pesos per cápita por unas pocas horas. Esta idea obviamente no es sino para super ricos del mundo, la sola vueltecita cuesta más de un millón y medio de dólares en pasajes. Aquí se juntan la tecnología y el dinero exclusivos para un reducido club de millonarios. Pero no es el único ejemplo, una vuelta al espacio aún de menos tiempo está a disposición de los que puedan pagarla, ya casi es cotidiano. La tecnología al servicio del dinero. Esto no tiene ideología capitalista ni mucho menos, simplemente son los tiempos en un estado avanzado del conocimiento humano que obedece a la propia naturaleza de adentrarse en lo desconocido y riesgoso, claro siempre que se tenga el dinero.

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