Mauricio Muñoz

TAREA DE TODOS

Con el paulatino retorno a la normalidad, las calles de la ciudad han vuelto a ser testigas del tránsito de todo tipo de vehículos, entre ellos, la bicicleta, usada por los pastusos tanto para transportarse a los diferentes lugares de trabajo, colegios, universidades o también, destinada al sano esparcimiento, recorriendo las vías urbanas y rurales de Pasto.

Sin lugar a dudas, la masificación del uso de la bicicleta en las ciudades ayuda muchísimo en aspectos como el cuidado del medio ambiente, reduciendo la cantidad de polución que afecta directamente el aire que respiramos.  El “caballito de acero”, sin discusión permite además que el tránsito en las calles sea más dúctil, dejando a un lado los trancones que se apoderan de la ciudad en las horas pico.

Mirando este panorama podemos decir que la bicicleta es el verdadero vehículo del presente y por su puesto del futuro, amigable con el planeta y el tránsito en las ciudades, ayuda a hacer deporte al usuario incidiendo positivamente en la salud del mismo, sin olvidar que quien la usa, no tiene que pagar los engorrosos impuestos y seguros ni hacer fila para poder acceder a la gasolina en las estaciones de servicio a final de mes, en pocas palabras, es la solución al problema de movilidad en los tiempos modernos.

Sin embargo a medida que se masifica el uso de este medio de transporte en todas las ciudades del mundo, lastimosamente en Colombia observamos un fenómeno preocupante y es que, un buen número de biciusuarios no respeta las normas de tránsito y de esta manera coloca en riesgo su vida, y la de los conductores de los demás vehículos que transitan en las urbes.

En Pasto por ejemplo, con preocupación miramos como algunos conductores de bicicleta transitan por las aceras todo esto para llegar más rápido a sus destinos o evadir los embotellamientos diarios, sin medir el riesgo en el que incurren ellos y los transeúntes que, para evitar incientes deben caminar por la vía, en donde se exponen al riesgo de un accidente de mayor magnitud.

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Días atrás observe como, de 20 bici usuarios que llegaron al semáforo ubicado en la intersección entre la calle 27 y la carrera 17, ninguno respeto dicho elemento que se encontraba en luz roja, y ante el reclamo de una persona que caminaba por la acera, se alejaron raudos. Ahora bien, el mismo día, y calles adelante pude presenciar cómo, a causa del manejo irresponsable de un ciclista, este colisionó contra un vehículo, y en lugar de responder por el daño causado al vehículo, escapo rápidamente. Con esta reflexión no quiero crucificar a todos los biciusurios, todo lo contrario, busco que todos los que usamos las vías de nuestra ciudad seamos conscientes de nuestro papel como actores viales, solo así evitaremos engrosar las estadísticas fatales que enlutan a miles de familias al año a causa de accidentes de tránsito.

Por: Mauricio Fernando Muñoz Mazuera