Por: Carlos Álvarez.
Las marchas propuestas por el gobierno, ¿son lo que dicen ser los críticos de y enemigos del presidente Petro? Sin más análisis pareciera una ocurrencia caprichosa o demagógica; pero resulta que no es una idea tirada al viento porque está sustentada por la teoría política sostenida por los más esclarecidos constitucionalistas no de Colombia sino de todo el mundo occidental defensores de la democracia liberal. Y es que en este país ya se aplicó cuando Alfonso López Michelsen lanzó su candidatura por el MRL de aquella época. ¿Por qué? Porque estaba vigente el Frente Nacional que por un acuerdo de los partidos se instauró la alternación y por consiguiente el MRL quedaba excluido constitucionalmente por no hacer parte de aquel pacto retardatario entre los dos partidos tradicionales. Y la teoría constitucional que se esgrimió válidamente fue que, si el constituyente primario que es el pueblo directamente elegía a López Michelsen, estaba revocando el plebiscito de la alternación por ser una decisión soberana del pueblo que había aprobado aquel plebiscito y ahora si elegía al candidato fuera del pacto, estaba revocando su decisión que había tomado anteriormente. López no fue elegido sino años más tarde cuando terminó el Frente Nacional.
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Es lo que en el fondo invoca el presidente Petro para que sea ese constituyente primario el que va a apoyar las iniciativas de reforma que la oposición de derecha quiere torpedear. No se puede confiar en un Congreso desprestigiado acostumbrado a pactar en los sanedrines políticos decisiones de su propia conveniencia. Y es que son demasiado importantes, como la reforma a la salud que está en peligro de saboteo, así como las restantes que el pueblo raso espera como cumplimiento de los programas de campaña del presidente. Se va a enfrentar el poder popular por medio de marchas pacíficas al poder de una inmensa minoría plutocrática y terrateniente.