Suicidio la tragedia que se oculta en silencio

Por: Alina Constanza Silva

En Pasto, y en general en Nariño, hay un drama silencioso que se está llevando a nuestros jóvenes uno a uno, mientras autoridades, familias y el sistema de salud se siguen preguntando qué fue lo que falló. Más de 700 intentos de suicidio se registraron en la capital nariñense durante 2024. En lo que va del 2025, ya se han consumado seis casos más. ¿Y qué estamos haciendo?

Las estadísticas lo gritan: las personas entre los 15 y 28 años son las principales víctimas de este flagelo, llegando incluso a presentar hasta tres intentos por persona. La realidad es brutal. Pero más brutal aún es la indiferencia. ¿Cuáles son las estrategias reales que se están implementando para salvar vidas?

Las autoridades han anunciado, como si fuera suficiente, la implementación de un plan de salud mental. Sin embargo, sigue siendo más promesa que acción. ¿Dónde están los equipos interdisciplinarios en los colegios? ¿Dónde están las campañas permanentes en barrios, en veredas, en comunas? ¿Cuántos puestos de salud en Pasto pueden atender una crisis emocional real? Las líneas de atención existen, pero… ¿cuántas veces contestan? ¿Cuántas veces remiten a alguien a un profesional en el momento justo?

La salud mental no aparece en la agenda con la urgencia que debería. De nada sirven cifras y diagnósticos si en los colegios se trata el tema como tabú, si se prohíbe hablar del suicidio “porque se puede contagiar la idea”. Peor aún, si cuando alguien se atreve a pedir ayuda, lo que recibe son tres citas de 15 minutos con un psicólogo sin continuidad, sin historia clínica profunda, sin un tratamiento serio. Si no hay acceso económico a un profesional competente, ¿qué opción tiene un joven de escasos recursos?

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Y mientras tanto, los factores de riesgo siguen su curso: el desempleo, la deserción escolar, la violencia intrafamiliar, los apegos emocionales no resueltos, el consumo de sustancias. ¿Sabe usted cuántos adolescentes pasan más de 8 horas al día frente a una pantalla, solos, sin contención emocional, expuestos a un mundo irreal de redes sociales que magnifican el vacío?

Seguirá siendo Nariño uno de los departamentos con más suicidios del país si no se empieza a hablar en serio de prevención. Que no nos sorprenda otra cifra escandalosa si la terapia sigue siendo un privilegio, si el sistema sigue respondiendo con pastillas y no con acompañamiento integral.

Ojalá esta columna incomode. Ojalá duela. Porque solo así, quizás, alguien se atreva a actuar. Y tal vez, salvemos una vida. Aunque sea una.