Guillermo Alfredo Narváez Ramírez

Significado del mal desarrollo en Nariño

El concepto de “mal desarrollo” hace referencia a una metáfora; a diferencia de “desarrollo”, se refiere no al buen vivir que debería buscarse sino al encuentro, primero, del fracaso del programa del “desarrollo” y, segundo, del mal vivir que puede observarse en el funcionamiento de un submodelo regional y de sus componentes. Si “desarrollo” implica un elemento normativo (lo deseable), “mal desarrollo” contiene un componente empírico (lo observable) o incluso crítico (lo indeseable).

En ese sentido, escribir sobre la estructura económica de Nariño es hablar de mal desarrollo entendido como “subdesarrollo del desarrollo”, que es el seguido por esta región olvidada y amputada de sus potencialidades en una nación dependiente. Este se gesta en la colonia y se incrementa en la independencia y república. Pero se cimienta luego en la modernidad con la violencia y el narcotráfico. En ese escenario de mal desarrollo la mayoría de los nariñenses viven en medio de la desesperanza que causan la pobreza, la miseria, el atraso, el olvido, el abandono. La economía de esta región, fruto de una estructura económica débil, incompleta, deforme, atrasada, no ha sido capaz de generar soluciones para la baja producción, el desempleo, el subempleo, la informalidad y sus secuelas actuales de violencia, en medio, sin embargo, de una naturaleza potencialmente rica.

La desgracia de estas tierras ha sido el olvido. Primero los españoles y luego la república se olvidaron y abandonaron la región nariñense. Los gobiernos del centro de la nación, en todas las épocas, se han mostrado avaros, olvidadizos y cerrados para entender lo que valen y significan las fronteras del sur, la tierra que lleva el nombre de Nariño.

Hablando de la estructura económica, dos grandes sectores componen el 56% de la economía Nariñense: agrícola y servicios. Dentro del primero se destaca la actividad agropecuaria y la administración pública, dentro del segundo.

Entre los años 2020 a 2022 unas 30 empresas se destacaron, representando el 0.3% del desarrollo empresarial del país. En cuanto al agro el cultivo principal era la papa. Habían desaparecido los cultivos del trigo y la cebada por los tratados de libre comercio.

 

«“Mal desarrollo” es hallar que hoy, en condiciones deplorables, continúan las vías Pasto- Mocoa, en cuyo trayecto, la que comunica San Francisco con la capital del Putumayo, es la misma construida en 1932 y es catalogada la más peligrosa del mundo»

 

El PIB del departamento de Nariño registró una tasa de crecimiento promedio anual de un 2.8%, pero hasta ahora se sigue teniendo en cuenta que el departamento participa sólo con 1.7% del PIB nacional, según informes oficiales. A pesar de una regular dinámica, el PIB per cápita de Nariño fue uno de los más bajos del país, sólo superando a Amazonas y Chocó.

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Pero si algo se destaca en el mal desarrollo de Nariño, desde su ángulo económico, como traba real es la barrera de la incomunicación. De acuerdo con datos oficiales, en los años estudiados, la infraestructura vial del departamento solo contaba con 731.39 kilómetros, lo cual representa el 11.3 % del total nacional. En términos de modernidad y de efectivas carreteras, este indicador señala un atraso monumental para la región. Lo anterior se puede corroborar aún más si se anota que los técnicos en infraestructura y vías de Nariño califican la red vial nariñense como aceptable en 529.57 kilómetros, o sea el 8.2%.

Lo más grave es la no existencia de una moderna red vial con Popayán, la inexistencia de la comunicación con el departamento del Putumayo, la deficiente vía de Pasto a Tumaco, la nunca terminada vía Pasto-Ipiales-Rumichaca.

“Mal desarrollo” es hallar que hoy, en condiciones deplorables, continúan las vías Pasto- Mocoa, en cuyo trayecto, la vía que comunica San Francisco con la capital del Putumayo, es la misma construida en 1932 y es catalogada la más peligrosa del mundo; la que comunica a Junín con Barbacoas; la que lleva de Pasto a la Unión, San Pablo y La Cruz, y todas las vías interdepartamentales. Y claro, la no existencia de efectivos aeropuertos en el departamento.

Por: Guillermo Alfredo Narváez Ramírez.