En un escenario donde los colores, las luces y los sonidos se funden en una atmósfera casi mágica, el grupo teatral TragaLuz presentó su más reciente creación: “SerEs”, una obra que toca las fibras más profundas del alma humana. Basada en el cuento de origen guatemalteco “El canto del chiquirín”, la puesta en escena nos sumerge en una historia que, más allá de hablar de insectos, revela los dilemas más universales del ser humano: el amor, la envidia, la esperanza y la fragilidad de la vida.
Inspirada en el ciclo vital de la cigarra, “SerEs” plantea un mundo donde los insectos cobran voz y sentimiento. Dos chiquirines —criaturas diminutas que simbolizan la pureza y la perseverancia— se enamoran y prometen amor eterno. Sin embargo, la desconfianza y la envidia de otros seres del bosque —una Abeja, una Araña, una Avispa, una Mariposa Nocturna, una Hormiga y una Luciérnaga— rompen la armonía, conduciendo la historia hacia un desenlace trágico que refleja la destrucción de los lazos colectivos y la pérdida de empatía que aqueja también a los seres humanos.
La escenografía, ambientada en un árbol que sirve de refugio para ocho seres exiliados por desastres naturales, adquiere un valor simbólico y visual extraordinario. Ese árbol, imponente y desolado, representa tanto la naturaleza herida como el último refugio de la esperanza. Desde allí, los personajes se aferran a la vida, cuestionando su propia existencia y buscando la manera de vibrar, aunque todo parezca estar en ruinas.
Cada movimiento, cada diálogo y cada silencio en “SerEs” se sienten como parte de un ritual poético. La propuesta estética de TragaLuz, reconocida por su trabajo sensible y su lenguaje visual, logra combinar la danza, la poesía y el teatro en un mismo espacio expresivo. La obra se convierte así en una reflexión sobre la condición humana y la responsabilidad del hombre frente a la naturaleza.
“Queríamos hablar de la vida, pero desde lo más pequeño —desde aquello que solemos ignorar—. Los insectos son seres frágiles, pero llenos de propósito. En ellos también habita el alma del mundo”, expresó uno de los integrantes del grupo TragaLuz al finalizar la función. El montaje, que fue ganador de la Convocatoria de Estímulos Artísticos Pasto 2025 de la Secretaría de Cultura, consolida el compromiso de TragaLuz con la creación escénica que trasciende lo puramente teatral para convertirse en un acto de conciencia. En tiempos donde la prisa y el ruido dominan, “SerEs” nos recuerda la importancia de detenernos, observar y escuchar la voz de la naturaleza, esa que tantas veces se pierde en el bullicio de la vida moderna.

