Bogotá, 6 de octubre de 2025 — El Gobierno colombiano ha denunciado que dos ciudadanas colombianas, Luna Valentina Barreto (24 años) y Manuela Bedoya (28 años), fueron detenidas por la marina israelí en alta mar mientras participaban en la flotilla humanitaria Global Sumud, y ha calificado la acción como un “secuestro en aguas internacionales”. Posteriormente, tras seis días de detención, las activistas fueron liberadas.
A continuación el relato completo, con antecedentes, reacciones diplomáticas y repercusiones.
Origen de la flotilla: misión, itinerario y objetivos
La flotilla Global Sumud (la palabra árabe sumud significa “resiliencia”) partió a principios de septiembre desde Barcelona (España). El convoy estaba conformado por más de 40 embarcaciones y alrededor de 500 activistas de 44 países, muchos de ellos implicados en causas humanitarias, derechos humanos y solidaridad con Palestina.
Su propósito declarativo era romper el bloqueo naval impuesto por Israel a la Franja de Gaza y entregar ayuda humanitaria al territorio palestino, afectado por lo que diversos organismos internacionales han llamado una crisis humanitaria severa.
Por su parte, el Gobierno israelí ha argumentado que la flotilla constituía una operación provocadora, afirmó que sus navíos intentaban penetrar en un área considerada zona de combate y justificó la intervención militar basándose en el bloqueo marítimo que mantiene contra Gaza.
Intercepción y detención: lo que dice Colombia
Según el relato difundido por la delegación colombiana del Movimiento Global hacia Gaza y medios como El País, Barreto y Bedoya perdieron comunicación con su equipo en tierra cuando su barco, denominado HIO y con bandera polaca, fue interceptado por la marina israelí alrededor de 148 kilómetros de la costa de la Franja de Gaza, en aguas internacionales.
De acuerdo con testigos y grabaciones difundidas, el operativo se ejecutó con armas largas apuntando hacia los tripulantes, los activistas fueron obligados a arrojar sus teléfonos al mar como medida de seguridad (protocolo ante una posible intervención) y las autoridades militares israelíes procedieron al abordaje del barco.
La Cancillería de Colombia, en un comunicado oficial, rechazó “en los más drásticos términos el secuestro en aguas internacionales … por parte de la fuerza armada israelí y en plena violación del derecho internacional y de los Acuerdos de Ginebra” y exigió la liberación inmediata de ambas activistas y del resto de los integrantes de la flotilla.
Adicionalmente, el presidente Gustavo Petro ordenó la expulsión de la delegación diplomática israelí en Colombia y anunció que el país revisará el acuerdo de libre comercio con Israel, calificando la acción como un “nuevo crimen internacional de Netanyahu”.
El viceministro de Asuntos Multilaterales, Mauricio Jaramillo Jassir, confirmó el abordaje y dijo que existían videos en los que los activistas aparecen recibiendo pasaportes colgados al cuello y con datos de tipo de sangre anotados en sus brazos.
Según la organización legal Adalah (con sede en Israel), que acompañó jurídicamente a los detenidos, los accesos de los abogados al sitio de detención han sido restringidos. También señaló que las autoridades israelíes han iniciado audiencias de deportación y órdenes de detención sin permitir contactos adecuados.
Malos tratos denunciados y rehabilitación
Durante los días que estuvieron retenidas, se conocieron denuncias por parte de otros activistas, periodistas y los propios familiares de las detenidas sobre condiciones adversas en los centros de detención israelíes. Entre los señalamientos están: falta de atención médica oportuna, negativas al suministro de medicamentos, trato despectivo o humillante, retrasos en la atención de emergencias y dificultad para comunicarse con sus defensores.
Por ejemplo, un periodista que viajaba en la flotilla relató que algunas personas con condiciones médicas recibieron atención tardía, y que al exigir la presencia de médicos se les respondió con comentarios de “no hay médicos para animales como vosotros”.
Otras denuncias apuntaron a demoras de hasta tres horas en la atención médica para casos de asma o enfermedades crónicas, así como falta de provisión de alimentos durante al menos 48 horas.
Liberación y retorno: desenlace
Hoy, 6 de octubre de 2025, se confirmó la liberación de Luna Barreto y Manuela Bedoya. Permanecieron detenidas por seis días en el centro de detención de Saharonim, en el desierto del sur de Israel.
La Cancillería colombiana indicó que se les permitiría ser deportadas, concluyendo la retención. Como condición para la salida, tuvieron que aceptar los cargos impuestos por Israel (ingreso ilegal), pues rechazarlo habría prolongado el proceso judicial que también podría culminar en deportación.
El ministro del Interior de Colombia, Armando Benedetti, expresó públicamente que las activistas fueron “secuestradas por Israel en aguas internacionales” y celebró su liberación.
Más de 340 activistas que habían sido retenidos por Israel fueron deportados entre el sábado y el lunes previo, según reportes oficiales israelíes.
Implicaciones diplomáticas, legales y de imagen internacional
- Crisis diplomática Colombia–Israel
La acusación de secuestro y la expulsión de la delegación diplomática profundizan una ruptura ya existente: Colombia había suspendido algunas relaciones formales con Israel en mayo de 2024 por desacuerdos en torno al conflicto en Gaza.
La escalada verbal entre ambos gobiernos podría afectar acuerdos comerciales, cooperación y proyectos conjuntos que se mantenían activos. - Derecho internacional y mar internacional
Colombia invoca el principio según el cual las detenciones en aguas internacionales requerirían justificación legal conforme al derecho internacional marítimo y tratados de Ginebra. Al calificar la acción de “secuestro”, el gobierno sostiene que Israel violó normas de soberanía y derecho humanitario.
Israel, por su lado, sostiene que actuó dentro de sus derechos al mantener un bloqueo naval y evitar la entrada de embarcaciones que considera ilegales o provocadoras. - Visibilidad internacional y presión política
La operación generó reacciones de gobiernos de Europa, América Latina y Asia, así como de organizaciones defensoras de derechos humanos. Algunos países han convocado embajadores, expresado condenas o llamado al diálogo.
Además, medios y analistas han discutido el valor simbólico de la flotilla, ya que aunque no logró su objetivo de llegar a Gaza, sí generó visibilidad sobre el bloqueo y la situación humanitaria. - Retos legales en Israel y derecho penal internacional
La organización Adalah ha señalado que los procesos de deportación iniciados podrían no respetar debidamente la defensa legal de los detenidos, lo cual abre espacios para denuncias ante tribunales internacionales.
Asimismo, la Fiscalía española ha anunciado que incluirá el asalto a la flotilla entre los hechos investigados en el marco de posibles crímenes relacionados con el conflicto en Gaza.