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Los constantes cambios en la junta directiva de Ecopetrol han generado una confusión interna que proyecta en los mercados un mensaje claro: no hay liderazgo. La empresa, que debería ser un bastión de estabilidad parece ahora una barca a la deriva. La falta de una política energética coherente, sumada a los discursos populistas y divisorios del presidente, ha creado un ambiente de inseguridad.