P. NARCISO OBANDO
Hoy en día Colombia vive una difícil situación, que no se veía hace muchos años: La violencia se ha incrementado, la inseguridad golpea con fuerza nuestra vida, la desesperanza llena nuestra alma. El pueblo colombiano necesita paz, armonía y tranquilidad, que cese la violencia, el odio y la venganza. Todos debemos estar unidos como abanderados de los anhelos de paz y reconciliación.
Toda persona que se autodenomina cristiano, debe ser capaz de trabajar por conseguir la paz en el ambiente donde vive y se desarrolla, esto implica que hay que empezar por tener paz interior para poder transmitirla a los demás.
Es tiempo que como seres humanos nos detengamos a reflexionar que el odio, la violencia, la envidia, y todo aquello que atenta contra la armonía de nuestro diario vivir, no nos hace felices, y por consiguiente no nos lleva a nada positivo. Al paso que vamos lo que heredaremos a las futuras generaciones, no es más que un país desgarrado y estropeada, por el odio y la división, que se sigue generando desde las más altas esferas del gobierno nacional.
Todos los fieles cristianos, dondequiera que vivan, están obligados a manifestar con el ejemplo de su vida y el testimonio de su palabra al hombre nuevo, de tal modo que todos los demás, al contemplar sus buenas obras, glorifiquen al Padre y perciban en su plenitud el sentido auténtico de la vida y el vínculo universal de la unión de los hombres.
Es urgente que nos responsabilicemos de nuestras propias acciones y comencemos a ser hombres y mujeres que forjemos con nuestras vidas la paz que tanto anhelamos, encontrémonos con Cristo, y seamos cristianos ejemplo para nuestra sociedad.
Como cristianos nos corresponde a nosotros esta difícil pero no imposible tarea: Trabajar para hacer de nuestro hermoso país un lugar más digno, donde podamos habitar los hijos de Dios como auténticos hermanos, pensando siempre en el bien común.

