Sofonías Rodríguez.

Se van niños de la escuela ¿y por qué?

La deserción escolar tan antigua como la misma educación resulta entendible la preocupación en instituciones, docentes y comunidad, así como de autoridades educativas que conocen las causas de este fenómeno y al no encontrar solución, ahondan más el problema social en toda Colombia.

Recuerdo que los mayores de hace más de 50 años en su absoluto egocentrismo, nunca quisieron que los hijos estudien primaria, secundaria y menos carrera. Suficiente era para ellos, dos o tres años de escuela sólo para aprender a leer, escribir y hacer cuentas. En ese entonces la desbandada era considerable.

Otro factor que la educación ha tenido que soportar sobre todo en sectores rurales era por los padres, agricultores de tradición, en época de siembra y cosecha alineaban a sus hijos con los peones para hacer menos pesado el pago de jornal. A su tiempo los maestros eran conscientes y casi que aceptaban el retiro temporal o definitivo en los planteles educativos.

 

«Los gobiernos desconocen que el alumno al matricularse debe asumir que para participar en todo el proceso educativo la situación es difícil por los altos costos de todo».

 

Y entre esos maléficos causantes de la deserción contemporánea también figura el famoso “bullying”, satanizado al máximo suficiente pretexto para que muchos niños salgan de los colegios y en el peor de los casos hayan querido atentar contra su propia vida. Y cuando se enfoca el tema hay que decir que siempre ha habido estudiantes a quienes se les se los molestaba en la clase y fuera de ella, hechos que nunca eran conocidos por los papás.

Cuando nos educamos en aquella época, nadie se retiraba por ese motivo. Vaya usted a decirle al papá o a la mamá: yo no voy más a clase porque me tienen acoquinado (achilado), era como el anuncio a un fuerte castigo con rejo. Por eso hoy no se halla justificación para que niños o niñas se salgan por estos arrebatos escolares. Creo que hasta hace parte de la vida estudiantil.

No me sorprende la noticia actual que en 17 instituciones educativas de nuestra capital hay cupos para volver a clase, advirtiendo que se lucha contra la deserción escolar, pero también hay que agregar que estas manifestaciones e impulsos de niñez no son sólo de ahora. Además, la precaria situación económica de muchas familias no les permite educar en todos los niveles a su descendencia.

Y finalmente hay que decir que los gobiernos cuando ofrecen educación gratuita, desconocen otras erogaciones que el alumno al matricularse debe asumir para participar en todo el proceso educativo si la situación cada día es más difícil por los altos costos de todo.

Por: Sofonías Rodríguez M.