Manuel Rosero, periodista deportivo.

Se siente la Navidad

Por: Manuel Antonio Rosero Trejo

Para nadie es un secreto que noviembre pasa desapercibido y se une con diciembre ya que las festividades navideñas y de fin de año comienzan con el 31 de octubre, día en que los niños celebran el tradicional Halloween y como dicen todos “este año se acabó”.

Son treinta días de los que nadie se acuerda, porque no se terminan de colgar los disfraces de octubre y ya se están desempolvando los villancicos, árboles de Navidad, pesebres, series luminosas, y el pobre noviembre pasa a un segundo plano.

En los diferentes centros comerciales, almacenes de cadena y hasta las tiendas de barrio ya se escucha la tradicional música navideña y en medio de la escogencia de los productos de primera necesidad como el arroz, azúcar y otras cosas, en el ambiente se escuchan los temas de Rodolfo Aicardi, Pastor López, Los Corraleros de Majagual, Lizandro Mesa, Alfredo Gutiérrez, entre otros, e inmediatamente  los recuerdos de tantas navidades y carnavales, porque los dos vienen pegaditos, se agolpan y de manera inevitable.

Y qué decir de los locales comerciales, quienes desde ya están organizando una cantidad de árboles de navidad y adornos navideños que terminan por confirmar lo inevitable: se adelantó la navidad y el pobre mes de noviembre queda ignorado por completo.

Ante la apertura de muchos sectores económicos la próxima navidad ser convierte en una oportunidad para despegar totalmente después de los nefastos efectos que ha tenido la pandemia y por supuesto que se convertirá para muchos pequeños, medianos y grandes comerciantes la oportunidad para recuperarse y comenzar una nueva realidad en el nuevo año.

Se está produciendo un fenómeno social sin precedentes que no sé si alcanza a otros países o sólo sucede aquí. En muchos sitios, además, ya han tenido lugar los tradicionales encendidos… No sé lo que está pasando, pero… queda mucho, muchísimo para el 25, y ya se respira Navidad… en noviembre.

Lo que si es cierto es que este año, ya desde mediados de octubre he visto estantes en los supermercados llenos de turrones y productos navideños, y de hecho, no podría asegurar si eso nos da más felicidad o, por el contrario, nos produce más estrés.

Pero, si seguimos adelantándola tanto en el calendario, vamos camino a empezar una navidad, nada más acabar otra… Y las luces, las decoraciones, las sonrisas, … por más felices que nos hagan, no sé si lograrán aplacar los devastadores efectos emocionales de vivir una eterna cuesta de enero.