La disminución en el número de niños en edad escolar es un fenómeno que puede tener importantes repercusiones en el sistema educativo. Con menos estudiantes, algunos colegios pueden enfrentarse a la necesidad de cerrar, especialmente aquellos en áreas con menor demanda. Esto no solo afecta la oferta educativa, sino también el empleo de docentes y el acceso a la educación en comunidades específicas.
Además, esta tendencia podría influir en la planificación de políticas educativas a largo plazo, ya que las autoridades tendrían que re-evaluar la distribución de recursos, la infraestructura escolar y la creación de programas adaptados a un entorno con menor población estudiantil. Es esencial que las políticas educativas se ajusten a estas realidades demográficas para asegurar que todos los niños tengan acceso a una educación de calidad, incluso en un contexto de disminución de la matrícula.

