Se estrelló con la muerte

La carretera entre Villavicencio y Barranca de Upía fue testigo de una tragedia que hoy enluta al deporte, a la música y a la educación en el Meta. La joven Valeria Paz Gutiérrez, cariñosamente conocida como ‘La Crespa’, falleció junto a su pareja Gustavo Eduardo Mora en un brutal accidente de tránsito ocurrido en el kilómetro 52+100, en el sector conocido como Alto de la Guala.

Hechos

Valeria al parecer conducía una motocicleta Yamaha Nmax modelo 2024 con destino a Barranca, mientras que en sentido contrario se desplazaba un tractocamión blanco conducido por Sein Murillo. Según los informes preliminares, la motocicleta habría invadido el carril del vehículo de carga pesada, provocando un impacto de gran magnitud que terminó con la vida de ambos ocupantes de la moto de manera inmediata.

Recorrido

Pero más allá del accidente, lo que duele es la historia que quedó inconclusa. Valeria era mucho más que una joven de sonrisa expresiva. Era trompetista, artista y exintegrante del programa Batuta, donde encontró una forma de expresar su alma a través de la música. También era jugadora del equipo Targaryens Rugby Club, donde su entrega, fuerza y alegría la convirtieron en un símbolo de energía y pasión en cada entrenamiento y partido.

Egresada del Colegio INEM Luis López de Mesa de Villavicencio, Valeria creció rodeada del amor por el arte y la educación. Era hija del docente Ervin Paz, reconocido maestro de matemáticas del mismo colegio. Su muerte ha sacudido profundamente a la comunidad educativa, deportiva y cultural, que hoy la despide con el corazón roto.

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Comunidad

En redes sociales, compañeros, amigos y entrenadores han compartido mensajes de despedida, recordándola como una joven alegre, carismática y generosa. “Gracias, negrita linda, por todo. Aquí te queda tu club, que sabe honrar a los suyos hasta la eternidad”, escribió uno de sus amigos más cercanos.

Las trompetas de Valeria ahora suenan en el cielo, mientras en la tierra el silencio de su ausencia retumba con fuerza. Su historia, aunque corta, fue intensa. Su legado quedará entre quienes la vieron brillar con fuerza propia, con el uniforme del rugby, con la trompeta en los labios y la sonrisa inquebrantable.