Por: Carlos Santa María.
El miércoles pasado, a raíz de las declaraciones del presidente Gustavo Petro responsabilizando a Estados Unidos de la crisis económica que está viviendo el mundo al privilegiar sus propios intereses por sobre la gran mayoría de naciones, fui entrevistado por medios internacionales de amplia difusión.
La primera interrogante fue sobre la valoración de dicha afirmación a la cual respondí que era acertada porque la batería de sanciones que se ha realizado a la Federación Rusa por la Operación Militar Especial en Ucrania ha perjudicado directamente a Europa junto con el resto del orbe, causando un alza del costo de vida inverosímil y una delicada situación energética…mientras que vende el petróleo y el gas a cuatro veces más que el precio de Rusia.
En cuanto a la situación interna de Colombia, las interrogantes se centraban en cómo afectaban las políticas estadounidenses en las bolsas financieras y los TLC a la economía del país, centrándose específicamente sobre el alza descontrolada del dólar. La respuesta dada por el mandatario se refirió a la huida de capitales y la permisividad del Banco de la República para extraer esa moneda a otros lugares diferentes a la nación incentivando el incremento absurdo…sin tomar en cuenta la especulación al ser el dólar la esencia de un país que tiene la mayor deuda externa del mundo: 31 trillones.
Cabe sugerir al gobierno una autoevaluación crítica y constructiva profunda como mecanismo para impedir la desestabilización y, a su vez, comprender que la política eleccionaria está en pleno accionar».
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La tercera parte se refirió a qué está afectando la estabilidad social y política si el gobierno sólo tiene dos meses de gestión. Obviamente hubo que mencionar a las grandes cadenas mediáticas que promueven encuestas donde todas están contra la gobernanza y además planteando la posibilidad de llegar al punto de quedar como en Venezuela, creando una situación de pánico al ser la mentalidad colombiana tan sensible al temor y la inseguridad por lo vivido en más de un siglo de violencias.
Cabe sugerir al gobierno una autoevaluación crítica y constructiva profunda como mecanismo para impedir la desestabilización y, a su vez, comprender que la política eleccionaria está en pleno accionar.