Por: Claudia Zambrano Erazo.
“Perdona todo y tendrás paz. Decide olvidar y tendrás esperanza. Confía en Dios y serás feliz”, Papa Francisco.
Luego de tanta espera, por fin, llegó la Semana Santa, estos días que por lo general son aprovechados para descansar, también sirven para recargarse de energía, esperanza y principalmente de perdón con los demás.
Hoy en día cuando muchas tradiciones se han perdido por la conexión con las redes sociales, el exceso de trabajo y la forma de ser de las nuevas generaciones, es indispensable pensar que hay costumbres de los abuelos y papás que no deberían perderse y aprovechar estos días santos para analizarnos a nosotros mismos y pensar en el cambio.
Sé que muchas veces las situaciones que se afrontan parecen difíciles, es más, me atrevería a decir que llegan puntos en los que en verdad pensamos en tirar la toalla y huir, sin embargo, la calma, el respeto y el ponerse en los zapatos de otro siempre va a ser una buena alternativa para motivarnos.
En un país como Colombia que todo se soluciona con violencia y en donde diariamente las noticias de muertos llegan a nuestros oídos no podemos permitir que la intolerancia y la falta de respeto por el otro nos lleven hacer cosas que lastimen u ofendan a nuestro prójimo. Estos días que me imagino muchos saldrán de vacaciones y paseo, debemos regalarnos unos minutos para meditar, para darnos cuenta que tan buenas personas somos y qué queremos hacer por ayudar y aportar en la sociedad.
No somos perfectos, todos cometemos errores, pero si hay algo que he aprendido en lo que tengo de experiencia es que debemos saber ayudar al otro en el momento en que nos necesita.
Espero que con el paso del tiempo se puedan recuperar algunas tradiciones, que lastimosamente se han perdido, que triste que muchos de nuestros niños no conozcan estos rituales católicos que por años han sido parte de nuestra cultura, no estoy diciendo que todos deberíamos ser católicos, cada quien es libre de sus creencias y su forma de mostrar la fe, pero si tengo claro que evidentemente este país, Nariño y Pasto necesitan de más gente buena, personas de corazón noble que piensen en ayudar y trabajar para convertirnos en una mejor sociedad.
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Ojalá que estos días de reflexión y descanso nos permitan dejar las cosas malas y transformarnos en mejores seres humanos, personas que no lastiman, no hablan, no humillan, saber que de nada sirve estar todo el día en un templo cuando el corazón está lleno de odio hacia el otro. Seamos conscientes que los cambios positivos nacen de cada uno y jamás podremos lograr grandes cosas si el egoísmo nos invade. Recuperemos el pasar estos tiempos en familia, poder disfrutar de estos días en la mesa con los seres más queridos y de esta manera recordar las tradiciones de los viejos que tanto bien nos hacen y tantas enseñanzas nos dejan.

