A veces pareciera que los pueblos más pequeños se llevan los golpes más duros. Hoy San José de Albán vive un desgobierno que hace eco de las peores prácticas de clientelismo y abandono. Su alcalde, Luciano Coronel Bolaños, se ha convertido en un personaje que, en lugar de representar a su pueblo, parece estar más interesado en proteger a su círculo cercano y exhibirse en escenarios nacionales, como si se tratara de un embajador. Pero, mientras se pasea por la COP16 en un intento de proyectar una imagen de ambientalista comprometido, el puente que une al Empate con San José de Albán amenaza con desplomarse, poniendo en riesgo a toda una comunidad que depende de esa vía para sobrevivir. ¿Y quién se preocupa? Ni el alcalde ni el gobernador, porque parece que los problemas de su gente no se encuentran en su lista de prioridades.
Cinco proyectos cruciales para San José de Albán, incluyendo la construcción del tan necesitado hospital, permanecen en el aire. Un hospital que, pese a recibir 3,000 millones de pesos, se ha quedado en paralizado y en promesas incumplidas. Se gastaron millones en “movimiento de tierras” para estabilizar un talud, pero los habitantes siguen enfrentando un servicio de salud paupérrimo,
Sin embargo, la realidad ha sido otra. Y mientras El personero del municipio, Mauricio Gutiérrez, confirmó que las obras están suspendidas desde el 24 de junio de 2024, y mencionó que para continuar la obra es necesario pedir una adición presupuestal, algo que debe ser por fuerza mayor o por que fallaron en la formulación del proyecto; condiciones que parecen demasiado habituales en la administración de Coronel.
¿Dónde están las respuestas? ¿Dónde está el alcalde para responderle a su gente? La comunidad sospecha de una gestión plagada de errores y falta de transparencia, una constante en la administración de Coronel.
Mientras tanto, las ayudas municipales no llegan a los más necesitados. La lista de beneficiarios de maquinaria agrícola, por ejemplo, está plagada de nombres ligados a funcionarios, familiares de concejales, y hasta amistades del alcalde. ¿Quiénes fueron beneficiarios? Lucía Hidalgo Moncayo, nieta de una concejal; Wilson Fabián Moncayo, esposo del gerente de Empoalbán; y Elva Tarcila Delgado, madre de una empleada de la alcaldía, entre otros. Es decir, los recursos se reparten entre aquellos que, evidentemente, no son los más necesitados.
la nieta de una concejal o el esposo del gerente de Empoalbán. Así, el dinero público, ese que debería servir para mitigar las dificultades, se destina para proteger a quienes ya gozan de privilegios. Coronel actúa como un monarca rodeado de una corte de allegados, ajeno a las necesidades urgentes de sus habitantes. Es evidente que sus lazos con el poder y sus intereses personales están muy por encima del bienestar común.
Como si fuera poco, en San Bernardo, donde ya dejó una estela de malos recuerdos, la situación ambiental empeora cada día, impulsada por actividades de minería ilegal en las que, según sus propios habitantes, Coronel podría estar involucrado. Mientras el alcalde presume de su conciencia verde en escenarios internacionales, como la COP 16 en casa permite que el desastre ecológico avance sin freno. Una hipocresía que revuelve el estómago a cualquier albaneño que ve cómo sus recursos naturales son explotados y su futuro destruido.
Y en medio de este caos, quienes alzan la voz reciben amenazas. Ricardo Delgado, concejal, se vio obligado a renunciar para proteger a su familia. Libardo Bolaños enfrenta también un clima de intimidación que revela la falta de libertad y democracia en el municipio. Todo esto deja claro que, para Coronel, el poder no se basa en el diálogo, sino en la intimidación, una estrategia vergonzosa para callar a quienes intentan salvar a su pueblo.
El grito de “#RescatemosALasAlbán” retumba en redes sociales y es el último recurso de una comunidad que clama por justicia, por un gobierno que respete su dignidad y cumpla las promesas hechas en campaña. Las mujeres jóvenes de San José de Albán, que sueñan con oportunidades y con un futuro digno, ven con impotencia cómo su alcalde las ignora, cómo las opciones para progresar son escasas y la administración local no hace nada para cambiar su realidad.
Luciano Coronel parece haber olvidado que fue elegido para servir a su gente, no para pavonearse en cumbres internacionales ni para rodearse de amigos y familiares. San José de Albán necesita a alguien que escuche y responda, no a alguien que use el poder para silenciar.
