Vamos a construir una iglesia en comunión, meta del sacerdote nariñense, Jaime Cabrera

El Papa Francisco designó al padre nariñense Jaime Alberto Cabrera Arcos, como nuevo obispo de Garzón, jurisdicción ubicada en el centro-oriental del departamento del Huila, en Colombia.

Tras su designación, el sacerdote nacido en el municipio de Sandoná, expresó que llegará con la alegría de fortalecer la comunión y el sentido fraterno.

Es de señalar que fueron tres años que la diócesis de Garzón estuvo guiada por monseñor Miguel Fernando González Mariño, obispo de la diócesis de El Espinal, quien fungió como administrador apostólico, luego del fallecimiento de monseñor Fabio Duque Jaramillo, el 9 de febrero de 2022.

Una vez conocida su designación el padre Cabrera ofreció una rueda de prensa, donde expresó su gratitud y compromiso con la Iglesia particular de Garzón. “Es un don, es una gracia lo que he recibido de parte de la Iglesia y del Santo Padre al ser nominado y ahora ya como obispo de Garzón. Les pido que ustedes oren por mí”, manifestó.

Es una gracia, no un privilegio

En sus palabras, el nuevo obispo resaltó que no llega buscando privilegios, sino con el deseo de servir y aprender. “No soy perfecto, soy como cualquier ser humano con dificultades, con momentos difíciles, pero con un deseo de cada día aprender a ser mejor”, aseguró.

El prelado, señaló que una de sus primeras acciones será conocer de lleno la diócesis, su gente, su cultura, historia y realidad pastoral. Es consciente que llega a una diócesis donde su gente esperó pacientemente un pastor, por lo que aseguró que le imprimirá sus fuerzas en la construcción de una iglesia en comunión, termino que explicó define su misión.

“Voy a construir esos espacios de comunión con los que son de nuestra Iglesia Católica, como con aquellos que de pronto estén alejados o que no estén dentro de nuestra Iglesia”, afirmó.

Durante el encuentro con los medios, el nuevo prelado agradeció a monseñor Miguel Fernando González Mariño por su labor en la diócesis durante estos tres años como administrador apostólico. “El Señor ha tenido misericordia y me ha enviado a mí a ser el pastor de esa comunidad”, señaló Cabrera Arcos, quien asumirá su nueva responsabilidad en marzo, con su ordenación episcopal programada para el 25 de ese mes en la catedral de Garzón.

Experiencia pastoral

El padre Jaime Alberto Cabrera Arcos cuenta con una amplia trayectoria en la Iglesia y en el ámbito educativo. Ha sido rector de la Fundación Universitaria Católica del Sur durante cuatro años y profesor del Seminario Mayor Sagrados Corazones durante 17 años. Además, hasta la fecha de su nombramiento, estaba al frente de la sede de Formación Sacerdotal de Profesionales Cristo Maestro y coordinaba la Comisión Diocesana de Animación Bíblica de la Pastoral.

Nacido el 20 de septiembre de 1967 en Sandoná, Nariño, Cabrera Arcos fue ordenado sacerdote en 1994 e incardinado en la Diócesis de Pasto. Su formación académica incluye licenciaturas en Filosofía y Teología, una licenciatura en Teología Bíblica en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma y una maestría en Educación en la Universidad de Manizales.

A lo largo de su vida pastoral, ha desempeñado múltiples roles dentro de la Iglesia, desde párroco en diversas comunidades hasta vicario para la pastoral y canciller diocesano. Su experiencia y vocación de servicio serán claves para liderar la diócesis de Garzón en esta nueva etapa.

¿Cómo ha sido su trabajo durante todos estos años y cuál es su expectativa ahora en el Huila?

La labor que hemos realizado aquí es como el trabajo de todos los presbíteros, siempre al servicio de la comunidad, no somos perfectos, tenemos nuestras dificultades, pero con la gracia de Dios y con la fortaleza de las comunidades parroquiales y el dinamismo del proceso pastoral hemos construido comunidades de fe, que lo importante es eso, para nosotros los cristianos no es construir monumentos ni edificaciones, sino más bien construir comunidades y eso es lo que hice durante este tiempo como párroco. Las expectativas que tengo para la comunidad de Garzón Huila, pues también seguir construyendo una comunidad, donde todos nos sintamos hermanos y donde haya espacio para todos.

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¿Va preparado para todo lo que le espera?

Uno se va preparando en el camino, voy como peregrino y los peregrinos por lo general no llevan mucho, simplemente van con el ánimo, con las ganas de construir lo que el Señor nos pida, pero como peregrino también voy lleno de esperanza, la esperanza en una comunidad que durante tres años oró por su obispo, yo sé que esa oración va a seguirse manteniendo y voy a tener esa fortaleza de la comunidad.

¿Qué se siente llegar hasta posición?

Primero sentir que es una gracia, es Dios el que elige, Dios no elige porque uno tenga títulos ni cualidades, Dios elige porque quiere y que sabe que teniendo debilidades uno puede hacer algo por la comunidad. Siento alegría también, siento que en esto tuvo que ver mucho nuestro obispo y especialmente el presbiterio de Pasto que tuvo mucha generosidad conmigo, a ellos les agradezco infinitamente, agradezco a tantas personas que estuvieron detrás de todo esto y lo único que me queda es gratitud y mucha oración por todos.

¿Ante la situación de orden público en el suroccidente colombiano, cuál es su mensaje ahora como portavoz del Huila?

Creo que lo fundamental es que tenemos que tender puentes, si no somos capaces de abrir puentes del diálogo difícilmente vamos a construir una sociedad en paz. Todos tenemos nuestros criterios, todos queremos a veces imponernos o queremos que nuestras ideas sean las fundamentales y no es así, porque si empezamos a construir un puente de diálogo facilitará todo. Estoy muy de acuerdo que hagamos diálogos y que esos diálogos regionales sean una posibilidad para que todos nos podamos expresar, pero no solo los agentes de violencia sino aquel que está sufriendo la violencia y aquel que de pronto ha estado muy indiferente ante la situación pero que también tiene que ponerse en las botas de los demás y saber que todos necesitamos escucharnos y empezar a construir una sociedad donde lo fundamental sea el diálogo, la comunión y especialmente el deseo de la paz.