¿Sabías que existe una montaña en Sudamérica que crece cada año?

En los Andes Centrales, una de las cadenas montañosas más impresionantes del planeta, existe un fenómeno que sorprende incluso a los geólogos: ciertas montañas, entre ellas el Huascarán en Perú y zonas del Aconcagua en Argentina, están incrementando su altura año tras año debido al constante empuje de las placas tectónicas de Nazca y Sudamérica.

Aunque pueda parecer extraño, este crecimiento es real y forma parte del proceso de formación del relieve andino, una gigantesca obra natural que lleva millones de años en desarrollo y que continúa activa hasta hoy.

🌍 La montaña que no deja de levantarse

A través de mediciones satelitales y GPS de alta precisión, los científicos han determinado que algunas cumbres de los Andes aumentan su elevación entre 0,2 y 1 centímetro por año. Aunque la cifra es pequeña, a escala geológica es monumental.

Este crecimiento se debe a:

El choque constante entre la placa de Nazca y la placa Sudamericana.

La compresión de las rocas que empuja la cordillera hacia arriba.

La actividad sísmica que reajusta el relieve.

En palabras simples: la montaña está siendo “empujada hacia el cielo” por la energía interna del planeta.

📡 La tecnología que permitió descubrirlo

Hace pocas décadas era imposible detectar cambios tan pequeños en la altitud. Sin embargo, los avances modernos permitieron medir el crecimiento gracias a:

Satélites especializados en monitoreo terrestre.

Estaciones GPS ubicadas en las cumbres.

Modelos tridimensionales del terreno.

Estas herramientas revelaron que los Andes no son estructuras estáticas; son sistemas vivos, en constante transformación.

⚠ Un crecimiento no exento de riesgos

El ascenso de estas montañas está íntimamente relacionado con fenómenos naturales que afectan a millones de personas, como:

Terremotos producto del choque de placas.

Avalanchas y desprendimientos, especialmente en glaciares.

Modificaciones del clima, pues la altitud influye en la formación de nubes y lluvias.

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Por ello, el estudio de este proceso no solo es fascinante desde un punto de vista científico, sino esencial para la gestión del riesgo en los países andinos.

❄ Los glaciares: testigos del cambio

Los glaciares que cubren estas montañas también revelan el movimiento. A medida que la cumbre asciende:

Se forman nuevas grietas.

Cambian las rutas de deshielo.

Se alteran las líneas de nieve permanente.

Paradójicamente, mientras la montaña “crece”, muchos glaciares están reduciéndose por el calentamiento global, generando un contraste dramático entre fuerzas ascendentes y retrocesoras.

🌄 Un recordatorio de que la Tierra está viva

La idea de que una montaña pueda crecer año tras año puede parecer sacada de un mito antiguo, pero es un recordatorio de que vivimos en un planeta dinámico, lleno de energía y movimiento continuo.

Los Andes seguirán elevándose lenta pero inexorablemente, configurando paisajes que millones de personas seguirán admirando por siglos.