Ismael Botina popular maestro Buchón, como buen rezandero se la pasa visitando iglesias. Cada vez que entra echa ojo a las estructuras y se da cuenta que nuestros tempos se están cayendo a pedazos por la vetustez; los pisos en baldosa presentan baches, las columnas tienen fallas, las paredes humedades, techos desmoronados, goteras por todos los lados, en fin, el tiempo no perdona, pues la mayoría ya pasan los sesenta años de haberse construido, y su mantenimiento ha sido muy escaso. Aquí o cualquier parte vemos estas fallas, que si no se les mete la mano, pueden colapsar.
Esto venía ocurriendo con el tempo de San Felipe Neri de Pasto, un icono de la arquitectura con diseño colonial, construido a principios de siglo pasado – 1910- por presbítero Juan Bautista Bucheli. Esta edificación, con más de un siglo de existencia, presentaba fallas graves sobre todo con pisos levantados, sin uniformidad.
La Congregación Oratorio San Felipe Neri, al conmemorar dos siglos de su presencia en Pasto, consideró que era el momento de un arreglo total del piso por su deterioro. Vino una convocatoria a los arquitectos de la región, se escucharon varias propuestas, y en medio de estas, apareció la de un arquitecto, hecho a pulso, formado en la universidad de la vida.
Larga lista de profesionales pechugones y perfumados, llegaron en carros lujosos e hicieron sus propuestas de recuperación del piso, con materiales modernos. Apareció, un maestro de obra, montado en su bicicleta “monark”, levantó la mano y se presentó, “yo, fui ayudante de albañilería, hice cursos en el Sena, me convertí en maestro de obra, luego ingresé la Universidad de Nariño y aquí está mi diploma de Arquitecto, expuso el proyecto, de reponer el piso con baldosa original, que él mismo elabora, estilo de la fábrica P-Morán, que se usó en tiempo de la construcción”
Este profesional se especializó en arquitectura religiosa, hoy es experto en restauración de templos, conservando la línea original, usando materiales de la época. Es de los pocos que mantiene un taller donde produce baldosa de 20 por 20 y con materiales de la época.
La propuesta del Maestro de obra y Arquitecto Eduardo Campo Pantoja, fue escogido. Hoy, visitar el tempo de San Felipe Neri, es un regreso con el tiempo de hace cien años, como si penas se hubiese instalado el piso, con todas las características del ayer. Se recuperó la línea original de la cruz latina, una costumbre de antaño, lo cual significa que si vemos desde arriaba podemos contemplar una cruz gigante que va desde el atrio hasta el altar, cubriendo las naves laterales.
Similar trabajo de recuperación de pisos, los ha ejecutado en los templos de Guaitarilla, La Panadería y pronto San Agustín.
La experiencia madre de la sabiduría. Un arquitecto, investigador, que anda en bicicleta, que se pone el overol, de hacha y machete: Eduardo Campo Pantoja, mis respetos…
viejomanolo1@hotmail.com

