En el mundo hay paradojas que no se pueden entender, y en Colombia está sucediendo una de ellas. El país fue el anfitrión de la Copa América femenina, que se jugó en Cali, Bucaramanga y Armenia y como somos la nación del Sagrado Corazón de Jesús, no tiene una liga profesional femenina.
En la tarde del jueves 7 de julio se confirmó una noticia nefasta para el fútbol femenino en Colombia y es que las mujeres no tendrán liga en el segundo semestre del 2022 por razones económicas.
Los clubes participantes manifestaron que no tienen los recursos económicos para financiar la participación de sus plantillas en el torneo, ya que esta idea de la Dimayor y el Ministerio del Deporte, no estaba contemplada cuando inició el año.
Es realmente increíble pero cuando la Selección femenina de fútbol está pasando por uno de sus mejores momentos, pues las mujeres han dejado todo en la cancha y clasificaron a la final de la Copa América 2022, además de ganar un cupo en los Juegos Olímpicos y la Copa Mundial Femenina, Colombia no tenga una Liga Femenina digna que impulse este deporte al igual que la Liga masculina, en donde se mueven grandes cantidades de dinero y tienen todas las garantías
Han sido muchas las críticas por hinchas, jugadoras y diferentes sectores futbolísticos por el hecho de que la Liga Profesional Femenina no contaba con las condiciones necesarias para muchas deportistas, dada la falta de continuidad y que solamente se jugaba el torneo en un semestre, obligando a las futbolistas a dedicarse a otros trabajos como profesionales mientras se retomaba el campeonato.
Ante los resultados y las críticas que surgieron por esta determinación los dirigentes del fútbol nacional literalmente se lavaron las manos y señalaron, como un pañito de agua tibia, que el próximo año se iba a realizar el torneo durante todo el año.
No nos digamos mentiras, pero resulta que las mujeres todavía son vistas como unas intrusas en el futbol, como si este espacio no les perteneciera y lo estuvieran invadiendo con sus discursos de igualdad y de democracia.
Y esto es demostrable porque muchos dirigentes tienen actitudes sexistas cuando ven a las mujeres jugando fútbol, como ya lo hemos visto antes. Eso significa que coexisten unas lógicas de desigualdad de género que se justifican con la escasez de recursos, situación que refleja el sexismo naturalizado y la subordinación de un género sobre otro como parte del orden natural.
Por: Manuel Antonio Rosero Trejo

