El pasado 8 de Mayo, justo unos días antes de conmemorarse el día del maestro, los profesores recibieron lo que debería ser un regalo, ¡Pero no! Salió a la luz pública el borrador del decreto por medio del cual se subroga el Capítulo 4, Título 1, Parte 4, Libro 2, del Decreto 1075 de 2015, una pieza normativa que se presenta como el timón de una promesa: la de garantizar que 126.000 maestras y maestros de Colombia asciendan o se reubiquen salarialmente en un plazo de tres años, tal como se pactó en los acuerdos entre FECODE y el Ministerio de Educación Nacional (MEN) en 2023.
Para Luis Fernando Jaramillo, secretario general de la CUT Valle, a primera vista, el decreto parece una señal de avance, una bocanada de justicia largamente esperada. Sin embargo, entre sus líneas se esconde una sombra peligrosa. El Parágrafo 3 del Artículo 2.4.1.4.1.3 del borrador no es una simple cláusula más; es una trampa silenciosa que amenaza con cerrar las puertas del progreso a muchos maestros que, por razones humanas, han debido apartarse temporalmente de sus aulas.
Maestros que luchan contra enfermedades y que han debido ausentarse por largas incapacidades médicas. Maestros que han sido calificados para ser pensionados por invalidez. docentes que, con vocación profunda, han solicitado permiso para formarse aún más, o que han servido desde las trincheras del sindicalismo en defensa de sus compañeros. Todos ellos, por no contar con evaluaciones de desempeño recientes, quedarían excluidos de esta nueva posibilidad de ascenso.

