Ricaurte Losada Valderrama

¿Hasta cuándo la monarquía?

Por Ricaurte Losada Valderrama

La muerte de la Reina Isabel II que ha causado un gran sentimiento en los ingleses y todo un despliegue noticioso en Colombia y en el planeta, hace propicia la ocasión para reflexionar sobre si todavía, en pleno siglo XXI, deben seguir vigente la monarquía con autoridad vitalicia.

Al respecto, hay que recordar que Inglaterra tiene un régimen parlamentario, es decir que se trata de una monarquía parlamentaria, en la cual uno es el jefe de Estado, con acatamiento a la Constitución y en general al orden institucional establecido, con respeto a la separación e independencia de poderes que como jefe de Estado se encarga de las relaciones internacionales, que a su vez cumple funciones ceremoniales que le convierten en un símbolo patrio, más que en un actor político real.

Rey Carlos III

Y como se trata de un sistema hereditario, al faltar la reina, ahora hay rey, su hijo Carlos III, hecho que muestra uno de los reparos que debemos tener lo demócratas hacia las monarquías hereditarias, pues Isabell II asumió cuando a penas tenia veinticinco años, pero su hijo lo hizo a los setenta y tres, es decir, los dos extremos -una demasiado joven, sin experiencia en ese momento y otro con abultada edad para asumir las responsabilidades de jefe de Estado-.

También hay que tener presente que, a diferencia de nuestro presidencialismo, en el régimen parlamentario existe bicefalismo en la Rama Ejecutiva, pues uno es el jefe de Estado (la reina o el rey) y otro el jefe de Gobierno que es el primer ministro que tiene la jefatura del Gobierno y que en Inglaterra acaba de ser elegida: Liz Truss.

Inglaterra tiene un régimen parlamentario, es decir que se trata de una monarquía parlamentaria, en la cual uno es el jefe de Estado, con acatamiento a la Constitución y en general al orden institucional establecido”

Téngase presente además que el Estado nacional actual fue posible gracias justamente al triunfo de las monarquías, pero de las absolutas, las cuales concentraron el poder en torno del monarca, arrebatándoselo a los feudales.

De modo que las monarquías constitucionales como la de Inglaterra, han implicado un positivo avance que, sin embargo, dista mucho de ser lo más democrático, porque así el Gobierno, en cabeza del primer ministro, sea una institución plenamente democrática, la jefatura del Estado está en cabeza de una ciudadana o de un ciudadano proveniente no de la democracia, sino de un poder hereditario, vigente en pleno siglo XXI, fenómeno político que ya debiera ser superado, así en Inglaterra la monarquía constitucional hereditaria tenga por ahora suficiente apoyo y raigambre en el pueblo, liberación esta enarbolada en la propia Inglaterra por los llamados republicanos, hecho que genera la esperanza de que podría darse el tránsito hacia la democracia.

Esta afirmación la respaldado por la posible independencia de Escocia, la posición incierta en el mundo al haber abandonado la Unión Europea, de pronto un menor papel frente a la mancomunidad de naciones, cuando algunos de sus países miembros que aún tienen al rey como jefe de Estado, podrían declararse repúblicas.

En todo caso habrá cambios que debieran encausarse hacia la superación de la monarquía y la muerte de Isabell II, de todas maneras, marcará un gran punto de inflexión, pues ha sido catalogada como una de las mejores de todos los tiempos por su dignidad, sentido del deber, dedicación, coraje, símbolo de unión y gracia.

Y por ahora el Reino Unido mantiene lazos con sus antiguas colonias a través de la Mancomunidad de Naciones que es básicamente una asociación de países del antiguo imperio británico, fundada cuando las antiguas colonias más grandes e influyentes se independizaron de la corona británica.